El Vuelo del Fénix

333 Franz Hinkelammert no puede haber ningún ateísmo. Los dioses terrestres están . Por su- puesto que no tienen existencia sensual, tampoco ninguna existencia ontológica o metafísica. También los dioses terrestres son invisibles, pero son invisibles en el mismo sentido en el cual todas las institucio- nes también lo son. Las instituciones son invisibles, pero son , es decir, existen. Se los puede considerar inclusive como “espíritu objetivo”, como lo hace Hegel. Vivimos en un mundo invisible, que ordena el mundo visible sensual y material. El mundo invisible está realmente, pero es invisible. Es como con el capitán de Köpenick. Se lo ve como persona corporal, pero no se puede ver si realmente es capitán. Tam- poco se puede ver, si no lo es. Su uniforme de capitán no nos comprue- ba que realmente es capitán. Los dioses terrestres se hacen presentes en esta esfera de la rea- lidad invisible. Por eso no son fantasmas, en los cuales se cree y que dejan de existir cuando uno no cree en ellos. Los dioses terrestres son como todo el mundo invisible, en el cual vivimos. Mercedes es una empresa, por tanto una institución. La empresa Mercedes no se puede ver y nadie la ha visto jamás, ni el presidente del consejo de admi- nistración. Lo que se ve, son las fábricas y las instalaciones que son propiedad de la empresa Mercedes. Pero tampoco se ve si son o no propiedad de la empresa Mercedes. Se lo puede solamente derivar. Es lo mismo como con el capitán de Köpenick. En el caso, de que la em- presa Mercedes perdiera todas su propiedades visibles, puede seguir existiendo la empresa. La prueba de su existencia sería entonces la empresa Mercedes como persona jurídica apuntada en alguna buro- cracia competente. Puede haber esta personalidad jurídica, aunque no tenga propiedad visible alguna. El desdoblamiento del mundo Con ello tenemos como resultado un desdoblamiento del mundo, que ya no tiene nada que ver con el tradicional y religioso desdoblamiento del mundo entre el cielo y la tierra. Marx es el primero que habla de este desdoblamiento del mundo: el desdoblamiento de la mercancía en valor de uso y valor de cambio. El valor de uso se expresa en térmi- nos reales sensuales y es visible. El valor de cambio, sin embargo, es invisible, pero su existencia sin embargo podemos notar y experimen- tar. Si consideramos el valor de cambio de la mercancía, la mercancía está llena de caprichos, de casualidades, de aventuras. La mercancía no se produce directamente sino a través de la producción del valor de uso. Todo lo que no es valor de uso, es producto del mercado, que se puede prever solo de modo muy limitado. Como producto del mer- cado, es producto de una institución invisible, que la gente solamente puede conocer muy limitadamente y frente al cual se puede actuar

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