El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 32 crecientes. De allí que los espacios de emancipación construidos por procesos políticos como la Revolución Bolivariana o la Boliviana –por colocar dos ejemplos– tengan que enfrentarse en situaciones decididamente conflictivas en lo tocante los intentos por trastocar el orden de cosas establecidas. La importancia de estos espacios ra- dica, precisamente, en que van creando distintas condiciones para la factibilidad de transformación emancipadora. No es un trabajo fácil como lo muestra la actual agudización de las contradicciones (bloqueo imperialista, reconfiguración de fuerzas internas, enfren- tamientos inter-burgueses, etc.) en el seno del proceso bolivariano; pero tampoco líneal, lo que hace de la defensa de lo alcanzado, la creación de nuevas estrategias para avanzar más radicalmente y la construcción de nuevos espacios un punto de primer orden en la agenda de las subjetividades involucradas. De alguna manera, los textos reunidos aquí buscan contribuir a ello. ¡Marx a muerto! ¡Viva nuestro Marx en sus 200 años! “El 14 de marzo [de 1883], a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suave- mente en su sillón, pero para siempre”. Conocidas son estas palabras pronunciadas por Engels ante la tumba de su entrañable amigo. A ciento treinta y cinco años del motivo de su discurso, aún resuena en lo profundo de las mentes revolucionarias sus palabras pues, como afirmó aquel entonces, Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletaria- do moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las con- diciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento […] Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra (Engels, 1999). No se equivocó. A doscientos años del nacimiento de Karl Marx, su obra y su nombre permanecen como una marca indeleble que acom- paña las luchas de todos los pueblos oprimidos y explotados del mun- do. Como creación heroica, dejamos en manos de los luchadores y las luchadoras por un mundo más justo una herramienta que reivindica un Marx nuestro, propio, de quienes estamos construyendo el porve- nir de una nueva civilización. La Asunción-Venezuela, Marzo 2018
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