El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 324 El pensador brasileño Leonardo Boff ha entendido bien el sentido de los límites al capitalismo, al resaltar la importancia de los aspectos ecológicos: Una naturaleza devastada y un tejido social mundial desgarrado por el hambre y por la exclusión anulan las condiciones para re- producir el proyecto del capital dentro de un nuevo ciclo. Todo indica que los límites de la Tierra son los límites terminales de este sistema que ha imperado durante varios siglos. El camino más corto hacia el fracaso de todas las iniciativas que buscan salir de la crisis sistémica es esta desconsideración del factor ecológico. No es una “externalidad” que se pueda to- lerar por ser inevitable. O lo situamos en el centro de cualquier solución posible o tendremos que aceptar el eventual fracaso de la especie humana. La bomba ecológica es más peligrosa que todas las bombas letales ya construidas y almacenadas (Boff, 2009). Ante la crisis civilizatoria se precisa complementar dos tipos de críti- ca, la de Marx a la explotación de los trabajadores y otra, más reciente del ecologismo anticapitalista, a la destrucción de las condiciones que permiten la reproducción de la vida. Y esta doble crítica debería re- cobrar la indignación, una premisa indispensable para enfrentar las consecuencias de la crisis ambiental y la transformación climática, porque “en el mundo de hoy, razonar con lucidez y obrar con justicia conduce a la indignación, el fervor y la ira, allí donde se nutren los espíritus de la revuelta. Pues el presente estado del mundo es intole- rable; y si la historia algo nos dice es que, a su debido tiempo, no será más tolerado” (Gilly y Riox, 2009:38). Con relación a la decadencia moral e histórica de las clases do- minantes interesadas en mantener al capitalismo , es imprescindible reivindicar otra ética, la de los límites y la de la autocontención, que deben llevar a plantear urgencia del decrecimiento en los países al- tamente industrializados, junto con la redistribución económica allá y en el sur del mundo, como resultado de una modificación revolu- cionaria en las relaciones de propiedad. En consecuencia, hoy tiene más vigencia que nunca la construcción de una civilización distinta al capitalismo que recobre los valores de la justicia, la igualdad, el valor de uso, la solidaridad, la fraternidad y otro tipo de relaciones con la naturaleza y que rompa con el culto al consumo, a la mer- cancía y al dinero. Eso supone reconocer la existencia de límites de diversa clase para los seres humanos: naturales, materiales, ener- géticos, económicos, tecnológicos y sociales que tornan imposible
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