El Vuelo del Fénix

311 Renán Vega Cantor de “medios de consumo necesarios” , “siendo indiferente que tal o cual producto, como por ejemplo el tabaco, sea o no un medio de consumo necesario desde el punto de vista fisiológico; bastará con que lo sea por la fuerza de la costumbre” (Marx, 1984:493 vol 5). Pero Marx anota en otra de sus escritos que existe una relación directa entre la producción y el consumo, ya que “la producción es mediadora del consumo, cuyos materiales crea y sin los cuales a este le faltaría el objeto”. Pero, el consumo es también mediador de la producción, en cuanto crea para los productos el sujeto para el cual ellos son productos. El pro- ducto alcanza su final sólo en el consumo. […] Sin producción no hay consumo pero sin consumo tampoco hay producción ya que en ese caso la producción no tendría objeto. El consumo produce la produc- ción de dos maneras: 1). En cuanto el producto se hace producto sólo en el consumo […]; 2) en cuanto el consumo crea la necesidad de una nueva producción, y por lo tanto el móvil ideal de la producción, su impulso interno, que es su supuesto. El consumo crea el impulso de la producción y crea igualmente el objeto que actúa en la producción como determinante de la finalidad de ésta. Si resulta claro que la pro- ducción ofrece el objeto del consumo en su aspecto manifiesto, no es menos cierto que el consumo pone idealmente el objeto de la produc- ción, como imagen interior, como necesidad, como impulso y como finalidad. Ella crea los objetos de la producción bajo una forma que es todavía subjetiva. Sin necesidades no hay producción. Pero el consu- mo reproduce las necesidades (Marx, 1971a:11-12 tomo 1). Dicho en forma resumida: salvo las necesidades biológicas, las de- más son históricas y culturales y, algo acentuado en el capitalismo, la producción genera el objeto del consumo, el modo de consumo, el impulso del consumo y, por supuesto, al propio consumidor. En ese análisis ya se insinúa lo que hoy es dominante a nivel mundial, que el consumo “reproduce las necesidades”, lo que conduce a plantear el consumo de lujo o consumo suntuario. En principio, durante las pri- meras fases del capitalismo en un territorio determinado, ese consu- mo suntuario se limitaba a las clases dominantes, pero luego a medida que se abarataba la producción de mercancías y aumentaba el poder adquisitivo de los trabajadores ese consumo suntuario tendió a incre- mentarse. Marx eso lo vio asociado a los momentos de prosperidad en el ciclo capitalista, cuando florece la especulación, instante en el que no sólo aumenta el consumo de medios de subsistencia necesarios; la clase obrera (a la que ahora se incorpora, de manera activa, su ejército de reserva en pleno) participa momentáneamente también en el consumo de artículos suntuarios, que en otras circunstancias

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