El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 30 confrontación inter-potencias en suelo Sirio que aún hoy se mantiene. No cabe duda que en suelo sirio se juega una parte importante de la dinámica geopolítica mundial en la actualidad. El conflicto bélico de Medio Oriente es un tema que muy pronto dividió a la izquierda inter- nacional. Sin embargo, la polarización, más allá de las disputas teóri- cas, da muestras de la incapacidad para formular una lectura correcta de la realidad mundial comtemporánea o, si se quiere, una lectura que ponga de acuerdo a las fuerzas acumuladas por los condenados de la tierra y los abrace bajo un proyecto conjunto. Pero, realmente, ¿qué es lo que se encuentra en disputa en el mundo contemporáneo? ¿tiene algo que decirnos El Capital al res- pecto? No cabe duda de que el conflicto bélico es inherente al capita- lismo. Esto lo sabemos bien quienes vivimos en países que, como los de América Latina y el Caribe, África sub-sahariana, Medio Oriente o el sudeste Asiático, hemos sido colonizados, invadidos y explota- dos, y aún mantenemos algún tipo de dependencia y dominación a manos de los Estados capitalistas históricamente hegemónicos. En efecto, aún reconociendo las discrepancias con el programa y la evo- lución del proyecto del APRA, vale la pena recordar la argumentación de Haya de la Torre según la cual, para la realidad político-económico de nuestros países, el imperialismo no es una etapa superior sino la primera etapa en la constitución capitalista de nuestras sociedades (Fornet-Betancourt, 2001:95-96). Más recientemente, es conocido que para el Tercer Mundo, la guerra fría nunca dejo de ser “caliente”, pues prácticamente todos los conflictos bélicos durante la segunda mitad del siglo XX se sucedieron en territorios fuera del centro del sistema; pensemos en las guerras de Vietnam (1959-1975), la indo-pakistaní (1971), la de Yom Kipur (1973), la guerra civil de El Salvador (1980-1992), la primera guerra del Golfo y la somalí (1990-1991), o la yugoslava (década de los no- venta). A lo que les que siguió un proceso cada vez más acelerado de instrumentación de diversas estrategias para la subordinación al ca- pital de la reproducción de las distintas dimensiones de la vida de los pueblos sometidos en su propio territorio, en especial para doblegar cualquier atisbo de posible alteridad contra-sistémica. Esta dinámica de destrucción/subordinación no se detuvo y pese a los ideales libe- rales recurrentemente pregonados por el establishment, los conflictos que son producto del mismo funcionamiento del sistema no han podi- do solventarse dentro de los límites que él mismo imponte, y que cada vez condena a segmentos crecientes de la población mundial a formas de explotación y dominación. A la vuelta de siglo, la destrucción del bloque de la Unión Soviéti- ca, y enfatizamos el término destrucción pues semejante proyecto his-
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