El Vuelo del Fénix

297 Américo Alvarado como conciencia de clase, como clase ineludiblemente revolucio- naria que, por tanto, no puede situarse ante su propio destino his- tórico sino revolucionariamente) a la construcción histórica de su liberación, y el correspondiente desmoronamiento (el derrumbe ) del capitalismo, y la consiguiente transición socialista que, como revolución anticapitalista es el proceso de construcción del mundo que advendrá, como una forma histórica nueva basada en el modo de producción comunista como su cimiento esencial, como su base material fundamental. Como sabemos, las “prácticas sociales” (Núñez Tenorio, 1998) constituyen las bases materiales (reales) de los criterios de objetiva- ción de la verdad científica en la ciencia social que inaugura, revolu- cionariamente, Marx en El Capital y, en términos más generales, pero igualmente científicos en el campo de la ciencia de la historia (la con- cepción materialista de la historia o materialismo histórico). Entonces, diremos que El Capital es la cristalización teórica de la filosofía de la praxis, transfiguradamente presente, a través de un elevado nivel de abstracción en el tratamiento y mirada epistemológi- cos de la realidad práctica que la produjo históricamente, y mediante el método dialéctico histórico como instrumento científico de su pro- pia construcción gnoseológica, como resultado de su crítica (teórico- práctica) del capitalismo. La filosofía de la praxis es llevada por Marx a construir y constituir la base científica de la crítica de la realidad social que en su dinámica histórica ha arribado al momento o fase de la sociedad capitalista, como un resultado de la praxis económica de aquella realidad social que, en tanto que producción y reproducción material y espiritual de la vida humana representa hasta ahora (y des- de los tiempos de los resultados objetivos de la investigación de Marx en El Capital) “ la más compleja y desarrollada organización histórica de la producción” (Marx, 1982: 26) En ese sentido podemos decir que la filosofía de la praxis se halla, en El Capita l, en un estado científico de objetivación (cognitiva) de su propia realidad, es decir, de la praxis humana, en un determinado momento histórico de su devenir, lo cual representa un alto desarro- llo, igualmente histórico, de la conciencia social de la humanidad y, por tanto, de su nivel histórico de emancipación , aun cuando esto sea repelido, desvirtuado y encubierto, ideológicamente, por todo lo que pudiéramos llamar la organización y determinación gnoseológicas de la dominación global del imperialismo esquizofrénico contempo- ráneo. En otras palabras, El Capital es, como producción científica y crítica del capitalismo, la conquista de un gran nivel civilizacional de desarrollo de su autoconciencia que aunque en poderosa contra- dicción con su propia praxis ontosocial, descorre el velo ideológico,

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