El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 296 vada, del capital) produce las condiciones prácticas y teóricas para la revolución transformadora de sí misma, y que las produce contra sí misma, como el producto de los antagonismos de su propio desa- rrollo histórico. La concepción (contraria a toda filosofía de la historia y, por lo tanto, a todas las filosofías de la historia hasta mediados del siglo XIX y, aún, más allá) de la historia (que es en el fondo la concepción onto- histórica de la praxis para Marx) que sobre la crítica de los productos culturales más avanzados de la burguesía del siglo XIX (explicados más arriba) desarrolla Marx, comienza a perfilarse como una concep- ción científica, de base real, materialista, objetiva. La concepción materialista de la historia que es una concepción ontosocial, ontohistórica de la realidad humana como siendo produ- cida por los seres humanos, paralelamente al proceso de su propia autocreación, de su propia autoproducción, a través del trabajo (Marx y Engels, 1975), explica las ideas, el pensamiento humano como pro- veniente de la práctica y no al revés (lo cual representa un giro coper- nicano en la historia epistemológica de la construcción de las verdade- ras bases originarias y reproductivas del pensamiento humano según, sostenemos, en base a la elaboración epistémica de Marx) Estas ideas que se convierten en las ideas dominantes de una so- ciedad y de una época, son las ideas de la clase históricamente domi- nante (Marx y Engels, 1975), y no podrán ser desmontadas, desman- teladas por una simple lucha de ideas que, además, no hay posibilidad igualitaria de entablar, por lo menos desde el lugar social e histórico de las clases dominadas, sino por el derrocamiento de las relaciones sociales materiales que le dieron lugar. Las fuerzas productivas de una formación social determinada se desarrollan, permanentemente, como producto y necesidad de la reproducción material de la vida humana. Pero habiendo llegado a cierto momento de su desarrollo histórico, estas chocan (antagónicamente) con las relaciones de pro- ducción características y determinantes de ese modo de producción de la vida social, todo lo cual hace brotar en esa sociedad la conciencia básica de una revolución ( einer gründlichen Revolution ). Es ese estado, esa forma histórica de la praxis humano-social que es la sociedad capitalista (articulada por las grietas de sus contradic- ciones inherentes), la que se ha presentado como condición histórica de surgimiento del marxismo en tanto filosofía de la praxis, y la cual ha devenido, como develación científica de sí misma en la obra cientí- fica de Marx , El Capital . Como afirmó y escribió innumerables veces Marx, El Capital fue escrito para la clase obrera, para la contribución (teórica y práctica, lo que implica el desarrollo histórico de su consciencia,
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