El Vuelo del Fénix

295 Américo Alvarado camente, en la conciencia del hombre. En este sentido, respecto del trabajo, Hegel es el filósofo idealista que más profundamente se ha asomado a la economía política de Smith (mucho más que Kant y su “espíritu comercial”, que es racionalmente el fundamento de la guerra entre los Estados). Feuerbach que ha criticado la mistificación religiosa de Hegel alienando, enajenando los poderes reales del hombre en la transfi- guración divina, religiosa de los mismos, concibe un hombre ma- terial, concreto , como ser natural pero, en realidad, individual abs- tracto, desligado ontológicamente de la actividad sensorial humana como actividad creadora y humanizadora del mundo, de la realidad humana. Pero es en sus Tesis Sobre Feuerbach de 1845 donde Marx, sobre fondo de la crítica de Hegel, desde los Manuscritos parisi- nos de 1844 y de Feuerbach, desde luego, perfila en propiedad una concepción clara de la praxis como actividad humana ontocreadora (Kosik, 1979) que ya desarrolla una importante y profunda relación entre el trabajo alienado y la propiedad privada como el ámbito so- cial e histórico de la alienación del trabajador, en tanto sujeto del trabajo vivo que experimenta su propia actividad, su trabajo y el producto de éste como totalmente extraños y ajenos a su ser, a su esencia humana . Feuerbach no concibe, igual que todo el materialismo que le precede, la realidad si no sólo como objeto ( objekt ), como mera con- templación, sin alterarlo de ningún modo. No accede a concebir la realidad como actividad sensorial humana , como práctica. La subjeti- vidad no aparece participando activamente en la conformación de la realidad que conoce, que intenta conocer; la deja intacta, la conserva sin comprender que esa realidad de la cual forma parte es actividad humana que crea, también, esa realidad como mundo humano, sin lo cual no podría conocerla, comprenderla, ni, por tanto, transformarla. El hombre que existe realmente, diferente del espíritu , de la idea hege- liana es un hombre real, concreto , en tanto es un ser natural que como tal, es un género, siendo allí donde reside su única universalidad. No es un ser que tenga concreción histórica, social, es sólo un ser natural y es, por consiguiente, un hombre abstracto e individual en tal senti- do, y que así concebido inutiliza las posibilidades transformadoras y revolucionarias de la realidad (social, histórica) Como sostenemos, el concepto de objetivación ha sido una de las claves principales en la concepción de Marx de la filosofía como una filosofía activa, que se niega a sí misma como mera contempla- ción y conservación de la realidad y se asume, por el contrario, como arma de transformación de la realidad, máxime cuando descubre que la realidad social del capitalismo (es decir, de la propiedad pri-

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