El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 292 da por cosas y objetos fijos e inalterables en sí mismos, exánimes, sin ningún indicio de movimiento o actividad, ni en sus orígenes ni en su complexión ontológica, que nos incluya, por así decirlo. Todo lo cual indicaría, inmediatamente, que somos sujetos llamados a vivir en una realidad integrada, en sí misma, por cosas que están allí, frente a nosotros, misteriosamente constituidas de maravillo- sas cualidades, inherentes e innatas, que nosotros, en tanto sujetos , comprenderemos, contemplativamente, para la trama posterior de su manipulación utilitaria en el desarrollo pragmático-instrumental de nuestras vidas, que en buena medida las consumen y que también se consumen en ellas, en su reproducción material y espiritual, como cosificación de la vida humana (es decir, de la actividad autocreado- ra de los seres humanos). Aquel proceso que nos constituyó como seres histórico-naturales (humanos) desde el origen y que, por lo tanto, también es el proceso que origina históricamente la concien- cia, permanece oculto para nosotros desde la propia trayectoria de ese tránsito de la naturaleza, a partir del nacimiento, a la cultura. El hecho fundamental de nuestra realidad, social e individual, como un proceso de autocreación producto del desarrollo de la actividad hu- mana que tiene lugar, originariamente, en el trabajo humano, como actividad necesariamente transformadora de la naturaleza, para la conservación y reproducción de la vida, individual y social de los seres humanos y que devela, incontrovertiblemente, la condición práctica del mundo humano y, por tanto, de la vida humana, que es actividad transformadora de los propios seres humanos, a través de sí mismos, mediante sus relaciones sociales (como lo mostrará Marx desde los Manuscritos parisinos de 1844 hasta la Historia Crítica de las Teorías de la Plusvalía ) es encubierto y desfigurado en su verdade- ra significación, practica y teórica, por el sistema social de domina- ción en que deviene, internamente, toda formación social capitalista (especialmente en las sociedades capitalistas contemporáneas). Es la pertenencia ontosocial a la sociedad capitalista que nos incluye como formando parte de su sistema (de su estructura dinámica) lo que determina, ideológicamente, que no aprendamos, de aquel trán- sito a la cultura, la significación de nuestra condición histórica, tan- to individual como social y que, por consiguiente, no se configure nuestra conciencia como una conciencia inmediatamente práxica, es decir, que comprenda su origen desde el origen verdadero; que somos en verdad seres humanos , lo que significa, que nos hemos au- toproducido histórica y socialmente y que, por lo tanto, hemos crea- do nuestra realidad social (humana) la cual podemos cambiar más allá de los términos convencionales de ésta y de nosotros mismos, es decir, revolucionariamente.

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