El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 284 Precisamente, la impronta del patrón de poder colonial supone la adecuación progresiva de los modos de producción que el capi- talismo encuentra en su expansión, primero, como subordinación formal, y segundo, como subordinación real de sus procesos labo- rales. La línea divisoria de transición entre el cambio de formas de dominación no es del todo visible para le época de publicación de El Capital ; en especial porque no se habían completado los mecanis- mos para la subordinación real del capital variable mundial bajo la relación capital (para ello habrá que esperar entrado el siglo XX 6 ). Con aquel cambio, también se produce una transición del patrón de poder colonial al patrón de poder propiamente moderno capitalista, la cual supuso la transformación de los modos de producción perifé- ricos en modos de producción propiamente capitalistas, pero cuyas características específicas irán desarrollándose según las singulari- dades geohistóricas 7 . Sin embargo sí son visibles, tal y como lo muestra Marx, algunas de las tendencias del proceso de subordinación real de la fuerza de trabajo en la periferia, en este caso, bajo el capital nucleado en Eu- ropa central, y más específicamente en Inglaterra, que toma un claro impulso con la revolución industrial iniciada en esté último país. Si retomamos la afirmación de la cita arriba transcrita, a saber, que las únicas barreras que encuentra el capital cuando su base productiva fundada en el sistema fabril ha completado cierta madurez son: la materia prima y los mercados, observamos dos tendencias de la divi- sión internacional del trabajo que suponen la subordinación real de la fuerza de trabajo periférica (no olvidemos, siempre condicionada por la singularidad geohistórica). La primera tendencia refiere a la determinación material sobre los modos de producción coloniales para convertirse en enclaves que sólo producen materias primas necesarias para el desarrollo indus- trial, o para el sostenimiento de la fuerza de trabajo proletarizada. Es el caso, por ejemplo, de la industria textil inglesa que sostuvo un crecimiento durante el siglo XIX, período durante el cual, entre otros enclaves, obtuvo de las Indias Orientales el material necesario para su producción: en 1846 la India exportaba hacia Inglaterra más de 4 millones de yardas de lana y más de 34 millones de yardas de algo- dón, para 1865 la suma era de más de 20 millones de lana y más de 6 Quién ha desarrollado estas perspectivas ha sido Jorge Veraza. Entre otros sitios, véase Veraza, 2013:444-535; así como su contribución en el presente volumen. 7 En este punto se ubican, precisamente, los distintos enfoques sobre la dependen- cia, así como las discusiones de la arqueología marxista, las cuales no abordaremos por cuestiones de espacio.

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