El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 276 Hace su aparición la subordinación real del trabajo vivo al capital. En principio, lo decisivo de señalar aquí es el desarrollo e implica- ciones que conlleva para las clases trabajadoras y el dominio que ejercen las clases hegemónicas sobre ellas, así como para la relación capital y su valorización, el progreso tecnológico que culmina con la introducción de la maquinaria en la industria, dando origen al régimen fabril en sentido estricto. Una constatación fáctica es fun- damental, a saber, que con le introducción de la maquinaria en el proceso de valorización capitalista, a la manera de un autómata, “el medio de trabajo se enfrenta al obrero, durante el proceso mismo de trabajo, como capital, como trabajo inanimado que domina y succiona la fuerza de trabajo viva” (Marx, 2012:516). Este elemento completa el trastrocamiento de la formación anterior para imponer definitivamente la formación capitalista y su modo de producción característico. Veamos en detalle. La diferencia entre maquinaria en general y su uso específica- mente capitalista es esencial. En efecto, para Marx –de acuerdo a los conocimientos y adelantos de la época– la maquina tal y como se de- sarrolla en el modo de producción capitalista está compuesta de tres partes: 1) el mecanismo motor que otorga la fuerza motriz, interna o externa, impulsora del movimiento; 2) el mecanismo de transmi- sión que dirige, regula y transforma el movimiento; y 3) la maquina herramienta o maquina de trabajo que, sobre la base del movimien- to correspondiente, se apodera del objeto de trabajo modificándolo de acuerdo a un fin, realizando las operaciones que otrora hiciera el obrero o artesano (Marx, 2012: 453-454). La evolución de la maquina como medio fundamental de trabajo dentro del régimen fabril nacien- te irá consolidando su posición dominante al convertirse en un siste- ma organizado –de diversas clases de máquinas o grupos de un mismo tipo– el cual, concomitante a su automatización, va reemplazando de manera creciente la intervención directa del trabajador o trabajadora durante el proceso de producción. La maquina y la gran industria, como hermanas siamesas, podrán superar el límite natural inmedia- to representado por la corporalidad viva de las clases trabajadoras para crear una base material adecuada a su desarrollo, produciendo no sólo un sistema automatizado para la industria maquinizada, sino también una “revolución de las condiciones generales del proceso so- cial de producción, esto es, de los medios de comunicación y trans- porte” (Marx, 2012: 467). Se logra, así, sustituir definitivamente la or- ganización social del proceso de trabajo en base a criterios subjetivos (como en la manufactura), para asentar el sistema de maquinas de manera totalmente objetiva como condición a priori para todo proce- so de producción (Marx, 2012:451-470).
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