El Vuelo del Fénix
273 Roger Landa rror generalizado que comenzaba con la aprehensión y separación de las personas de sus tierras originarias, de sus familias y comunidades, continuaba con la larga travesía oceánica de la cual se calcula una mortandad del 30-40% por viaje, se cerraba con el sometimiento en los grandes sistemas de plantaciones, y se consolidaba con la domina- ción de todos los aspectos de la vida cotidiana 5 . En el caso de la guerra comercial contra China e India, el ejerci- cio del poder concentrado en el Estado adquiere tonalidades diferen- ciadas que se plasman en aquella guerra entre potencias europeas que menciona Marx y que se libró por el control de los mercados co- loniales; esto incluye principalmente su fuerza de trabajo, su tierra (como espacio mercantilizado, incluyendo sus productos y produc- tividad) y su capacidad de consumo. Con respecto a la India, Marx es bastante claro al señalar las implicaciones que tuvo el monopolio exclusivo que obtuvo la Compañía Inglesa de las Indias Orientales sobre el té, así como del circuito comercial con Europa y el resto de Asia. Por su parte, “los monopolios de la sal, el opio, del betel y de otras mercancías eran minas inagotables de riqueza. Los funcio- narios mismos [de la compañía] fijaban los precios y expoliaban a su antojo al infeliz hindú”. Aquí, como indica Marx, “la acumula- ción originaria se efectuaba sin necesidad de adelantar un chelín” (2012:941). La violencia concentrada en el Estado Inglés, convertido en Imperio, utilizaba la fuerza de sus cañoneras y su fuerza naval –la mayor del mundo de entonces– para hacerse con los circuitos comer- ciales y los monopolios que necesitaba para apuntalar su desarrollo industrial. Cuando no lo lograban, recurrían a métodos genocidas, como la hambruna provocada en la India entre 1769 y 1770. En re- lación a la misma India, la destrucción de su industria algodonera para lograr introducir la producción algodonera industrializada en Inglaterra fue otra arma de “guerra comercial” que abrió un mer- cando de millones de consumidores a la primera gran industria ca- pitalista –en sentido estricto–. Dicha industria combinó a un mismo tiempo la coerción interna del naciente proletariado inglés (inclu- yendo mujeres, niños y niñas asalariados en peores condiciones que los hombres), la subordinación de trabajo esclavizado (de las planta- ciones del sur de los Estados Unidos) y de colonización de un merca- do para los productos (la India). La “guerra del opio” emprendida contra la, hasta entonces, au- tárquica y céntrica China, o el sistema de deudas públicas y sistema crediticio internacional que tanto daño hizo a los Estados-Nación 5 Un valioso testimonio etnológico de la vida de los y las esclavizadas la tenemos en la obra de Barnet, 2012.
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