El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 272 chados: el límite fue la línea entre la vida y la muerte. Aquí la sub- ordinación del trabajo vivo se muestra con toda claridad como un mecanismo de coerción extraeconómico, pero que hace partícipe a toda una serie de formaciones colonizadas (junto a sus modos de tra- bajo), de la acumulación de capital en el centro del sistema. El caso de las minas de potosí es paradigmático. Queda claro que el trabajo indígena sujeto a la colonización más brutal permitió la apropiación por parte de Europa de una amplia riqueza en materias primas y me- tales preciosos que apalancaron el proceso de valorización mercantil en los orígenes del capitalismo 4 . En el caso de la colonización de África estamos ante una escisión de mayores proporciones. Aquí el proceso no comenzó por escindir de sus condiciones históricas y dominar al trabajo vivo de las comu- nidades originarias, sino que se produce la expropiación de la misma corporalidad humana de hombres y mujeres, de pueblos enteros, para entregarlos al trabajo esclavizado allende a sus tierras originarias. La objetivación de las relaciones históricas de la corporalidad de culturas enteras fue aplastada con el proceso de esclavización y traslado hacia América. Como menciona el historiador Renán Vega Cantor, se trata de la “forma suprema de despojo” o “despojo absoluto”, pues la es- clavización sufrida por los pueblos del África subsahariana en manos europeas se tradujo en la “expropiación de los propios seres humanos, de su cuerpo, de su capacidad de trabajo, de su sexualidad y de todo su ser [...]” (Vega Cantor, 2013:78). La acumulación que se genera por la expropiación de la corporalidad adquiere matices impresionantes, porque el propio proceso de esclavización representaba en sí mismo un negocio de amplios beneficios mercantiles; un “negocio” que dura al menos desde 1502 hasta 1880. A ello hay que agregar el costo casi nulo de dicha fuerza de trabajo, pues los “dueños” no siempre pro- porcionaban los medios de subsistencias a los y las esclavizadas, en muchos casos ellas mismos debían proporcionárselos en condiciones (físicas, sanitarias, sustentables, etc.) adversas desde todo punto de vista; cuando no, sólo se les sustentaban con lo mínimo para conti- nuar las largas y penosas jornadas de trabajo. El revés de dicho bajo costo era el acceso a una fuerza de trabajo super-explotada hasta los límites, muchas veces de muerte, con un amplío plusproducto agríco- la comercializado en los circuitos del mercado mundial en formación, el cual apuntaló procesos de intercambio, modernización y acumu- lación para los países del centro. Queda claro que dicho proceso sólo pudo existir mediante la más cruel coerción extra-económica, un te- 4 El proceso de valorización del capital incluirá otros procesos que se dieron, en principio, en Inglaterra. Pero eso aquí no nos incumbe.
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