El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 262 Marx, antes de mostrar una forma determina de cómo se produce la “acumulación originaria”, acepta que estamos ante un conflicto multidireccional o, a su decir, ante una “serie de procesos históricos” (Marx, 2012:893). En particular, se trata de los procesos históricos involucrados en la escisión entre los trabajadores y las condiciones de realización de su trabajo. De entrada, estos procesos son observados metafóricamente como el pecado original de la teología, es decir, la acumulación origi- naria se encuentra como el presupuesto del modo de producción ca- pitalista; y no hablamos de cualquier presupuesto, sino de su mismo “punto de partida” (Marx, 2012:891 2 ). Si recordamos el capítulo sobre “La transformación del dinero en Capital”, Marx ya había asentado que el presupuesto del modo de producción capitalista es la existen- cia en la esfera de la circulación de dos sujetos que se encuentran en condiciones iguales: el comprador de mercancías y el vendedor de esa mercancía particular que es la fuerza de trabajo. Ambos “se encuen- tran en el mercado y traban relaciones mutuas en calidad de posee- dores de mercancías dotados de los mismo derechos, y que sólo se distinguen por ser el uno vendedor y el otro comprador; ambos, pues, son personas jurídicamente iguales” (Marx, 2012:204). Es decir, el presupuesto necesario para que se desarrolle la pro- ducción capitalista es la existencia antagónica de dos bloques de clases sociales: el de las clases de poseedores de dinero, medios de producción y subsistencia, y el de las clases poseedoras de fuerza de trabajo. Al hablar sobre la acumulación originaria como pecado origi- nal, Marx retoma esta misma idea: El dinero y la mercancía no son capital desde un primer momento, como tampoco lo son los medios de producción y de subsistencia. Re- quieren ser transformados en capital. Pero esta transformación misma sólo se puede operar bajo determinadas circunstancias coincidentes: es necesario que se enfrenten y entren en contacto dos clases muy di- 2 Aunque no lo desarrolle en este momento, resulta valioso señalar que la refe- rencia que hace Marx al mito fundante del pecado original no es casual (Dussel, 2007). Antes bien, se trata de la construcción de un discurso teológico con sentido metafórico donde la relación expresada por el pecado original: “Adán mordió la manzana, y con ello el pecado se posesionó del género humano”, condiciona a priori y de manera a-histórica la relación de dominación entre clases: “se nos ex- plica su origen contándolo como una anécdota del pasado” (Marx 2012:891). Sin embargo, para Marx, el pecado original puede ser entendido como una relación histórica sin perder su sentido teológico, donde el pecado original será interpreta- do como la violencia del capital (los métodos de la acumulación originaria) sobre la clase trabajadora y el orden social injusto que se crea a partir de ella. Véase: Dussel, 2007:158-164

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