El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 20 capitalismo en Inglaterra está restringido “a los países de Europa oc- cidental”, de allí que le afirme a la militante rusa que: El análisis presentado en El Capital no da, pues, razones en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes origina- les, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia […] (Marx, 2015:203-204). No es casual, entonces, que pensadores tan disímiles, pero crítica- mente situados en sus respectivas realidades, como lo fueran el ruso Nikolai Danielson (Aricó, 1981) y el peruano José Carlos Mariátegui (2007), ambos sin conocer estas reflexiones de Marx, el primero a fi- nes del siglo XIX, y el segundo en las primeras décadas del siglo XX, expusieran acuciosamente la necesidad de transformación de las so- ciedades colonizadas y dominadas por los países capitalistas centrales desde la potencialidad latente en el núcleo de aquellas civilizaciones dominadas por la expansión de la relación capital, pero cuyo decurso histórico las llevaría por derroteros distintos a los seguidos por el oc- cidente moderno capitalista. Lo que encontramos en El Capital, entonces, es el resultado de un proyecto inacabado por pensar la realidad esencial del sistema de explotación más despiadado que ha conocido la humanidad. Desde el punto de vista biográfico, pues, el titánico proyecto de El Capital que- dó inacabado. Más importante aún es que, desde el punto de vista de la historicidad del capitalismo, se trataba de un proyecto inacabable. En una carta escrita a su amigo Kugelmann en diciembre de 1862, Marx, comentando el capítulo sobre “el capital en general”, que debió publicar como continuación de la Contribución , y que será el libro I que definitivamente se imprimirá en 1867, afirma lo siguiente: Me alegró mucho ver por su carta que usted y sus amigos, han tomado tan vivo interés en mi Crítica de la Economía Política . Ya actualmente está terminada la segunda parte, es decir, que sólo falta revisarla y pu- lirla para la imprenta. Serán más o menos unos treinta pliegos. Es la continuación del fascículo I, pero la obra aparecerá por separado con el título de El capital; Contribución a la crítica de la Economía Política sólo figurará como subtítulo. En realidad, este trabajo abarca única- mente lo que hubiera debido constituir el tercer capítulo de la primera parte: “El capital en general”; de mono que no incluye la competencia de los capitales, ni el crédito. Contiene lo que los ingleses llaman the principles of political economy [los principios de la economía política]. Es (junto a la primera parte) la quintaesencia; su desarrollo ulterior podría fácilmente realizarlo otra persona, sobre la base de lo que ya
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