El Vuelo del Fénix

201 Itsván Mészáros ma de cambio únicamente de personal , reproduciendo las determina- ciones estructurales de dominación y subordinación incluso cuando se produce un cambio significativo, por ejemplo, del orden de estado feudal al burgués . El surgimiento del estado moderno capitalista altera la forma pero no la sustancia de las determinaciones de clase de la dominación y subordinación estructurales. Bajo las condiciones de la fase ascen- dente del orden metabólico social del capital, los desarrollos material- mente productivos pueden encaminarse de manera dinámica hacia su realización global conquistadora de todo el mundo. No obstante, la fase descendente trae consigo algunos cambios negativos graves que resultan irreversibles desde la base social del capital, acelerando el cierre del ciclo histórico del capital en nuestro planeta de recursos inevitablemente limitados. En el terreno material dichos cambios acarrean las consecuencias de la producción destructiva desperdicia- dora, debido al imperativo sistémico inalterable de la expansión sin fin del capital, con su impacto en definitiva catastrófico sobre la natu- raleza. Al mismo tiempo, en el plano político/militar ellos se traducen en destructividad militar imperialista monopolista , con el peligro de la autoaniquilación total de la humanidad. Y el Estado-Leviatán no puede sino imponerle (en lugar de prevenirla ) la destructividad total a la humanidad mediante sus armas de destrucción masiva, que él pro- cede a modernizar y multiplicar . Por lo tanto la total erradicación del Estado-Leviatán constituye una necesidad vital en nuestro tiempo, en el espíritu previsto por Marx por razones de peso. Ese es el curso que se necesita seguir después de la larga desviación destructiva sufrida por la humanidad a partir de las décadas finales del siglo XIX bajo las condiciones del imperialismo monopólico. Es aquí donde podemos ver la verdad paradójica del “no hay nin- guna alternativa” que repetidamente declaran algunos políticos con liderazgo, restringida al terreno político. Ciertamente no existe nin- guna alternativa en el sentido en que ellos lo conciben, porque resulta imposible elaborar la tan necesitada alternativa reproductiva social en y mediante el marco político/militar de las determinaciones del Esta- do. Dada la naturaleza inherente de los asuntos fundamentales sobre el tapete, la única alternativa históricamente sustentable posible es un orden metabólico social radicalmente diferente. Porque los reque- rimientos de la sustentabilidad implican un orden reproductivo social con su modo de tomar decisiones generales articulado a conciencia – planificado y ejercido de manera autónoma – en lugar de la usurpación de poder arbitraria en todas sus variedades históricamente conocidas por parte del antagónico Estado-Leviatán, afianzado y sobreimpuesto. Sin la institución –incondicionalmente en forma de igualdad sustan-

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