El Vuelo del Fénix
195 Itsván Mészáros reproducción social requerida podría prescindir de la aplicación de los principios orientadores de una economía apropiadamente planifi- cada y responsablemente economizadora. En concordancia, también en ese sentido advertimos aquí el necesario cierre del ciclo histórico del sistema del capital. Hay por lo menos otro problema que forzosamente debemos su- brayar aquí: la incompatibilidad ecológica entre el modo de reproduc- ción metabólica social del capital y las demandas racionalmente sus- tentables de nuestro tiempo. Esto queda expresado a las claras incluso en el nombre que se le está dando a una nueva era geológica para indicar el impacto sobre el planeta extremadamente problemático –en verdad de sumo peligro– que ejerce la humanidad. A dicha nueva era geológica se le llama el antropoceno, y corresponde al tiempo en que el sistema del capital ha infligido varios daños irreparables a nuestro globo terráqueo, a partir de 1945. Se determina que comienzan con los residuos de las explosiones nucleares hasta culminar con los noci- vos depósitos permanentes de plástico en nuestros océanos. Naturalmente, a largo plazo la incompatibilidad ecológica del capital con las demandas para una existencia históricamente sus- tentable va mucho más allá de unos cuantos ítems inobjetables y ya irreparables, que marcan una nueva era geológica, aunque su veloci- dad de crecimiento pudiese ser reducida o hasta detenida. Al amplio abanico de daños ecológicos debemos agregar, entre otros, no solo la contaminación química y la erosión de los suelos sino también lo que es objeto de debate en las conferencias sobre el calentamiento global y la creciente acidez de nuestra atmósfera y los océanos, así como la grave perturbación de la biodiversidad y el tratamiento irresponsable del desecho nuclear con fines de lucro. Ciertamente la ya mencionada circunstancia agravante de la producción destructiva, con la intención de mantener los objetivos de crecimiento sin control y la rentabilidad insensata, guarda estrecha conexión con la hostilidad del capital con- tra la sustentabilidad ecológica. Así que en este terreno absolutamente vital la dolorosa evidencia apunta al cierre del ciclo histórico del sistema del capital. Un cierre irreversible, porque el sistema del capital, debido a sus determinacio- nes estructurales más profundas, no puede corregir ninguno de los de- sarrollos peligrosos identificados, aún si tratase de sacarles provecho en algunos casos, como por ejemplo el impuesto sobre el carbono, al que tan grotesca propaganda se le ha hecho como la pretendida solu- ción al calentamiento global. ¿Cuáles son las perspectivas para el futuro bajo estas circunstan- cias? Esta es una pregunta muy difícil. Porque en conexión con todas las determinaciones identificables en el cierre del ciclo histórico del
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