El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 194 ideológicamente muy elocuente de explosión demográfica. Sin duda, nadie debería negar la creciente importancia de esos factores, por no hablar de la absoluta legitimidad de la necesidad de la población. Pero es necesario poner de relieve también algunas determinaciones socia- les y económicas que inevitablemente vuelven a exigir un cambio es- tructural en nuestro orden reproductivo social. Ellas indican algunas condiciones altamente agravantes que atañen al modo de distribuir y utilizar los recursos disponibles para la satisfacción de las necesida- des del número cada vez mayor de los que trabajan con los limitados recursos naturales de nuestro planeta, y aspiran a poseerlos, como resultado de la conquista económica del mundo por el capital. Basta con mencionar aquí dos de las condiciones agravantes más importantes: 1. El imperativo perverso de la incontrolable expansión del capi- tal orientada al valor de cambio en detrimento del valor de uso, que crearía escasez incluso cuando existiese una alternativa al peligro de una escasez en crecimiento constante, sin el impera- tivo de la expansión ilimitada del capital. 2. La dominación de la producción destructiva y el consiguiente desperdicio, combinados con el mito de la destrucción produc- tiva creado por el propio sistema del capital en la fase descen- dente de su desarrollo sistémico. En relación con ambas determinaciones agravantes el obvio correcti- vo factible en la práctica sería una intervención estratégica planificada en positivo de la economía, en pro de la maximización del valor de uso requerido socialmente y al mismo tiempo atendiendo al más estricto control del desperdicio. Pero ese tipo de economía racionalmente pla- nificada –que es inconcebible sin la igualdad sustantiva como su base social– resulta totalmente incompatible con la modalidad de produc- ción capitalista ya de larga data. Más aún, aquí debemos agregarle al problema general de la incre- mentada necesidad de recursos materiales del planeta –incluido el ele- mental requerimiento de agua–, la dificultad especial de la disputa por los recursos materiales estratégicos entre los complejos capitalistas masivos en competencia. En ausencia de una distribución racional- mente planificada de dichos recursos en escala global, esto solo puede conducir a confrontaciones beligerantes entre los estados rivales, con consecuencias potencialmente devastadoras. Hasta el momento, du- rante varios siglos al sistema productivo capitalista le interesó muy poco la economía como la acción de economizar, en el sentido original del término. Sin embargo, en el futuro será imposible pensar que la

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=