El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 186 En este momento no estamos demasiado distantes del centena- rio del primer discurso de toma de posesión del presidente Franklin Delano Roosevelt. De hecho ya han transcurrido más de 80 de los años de ese memorable centenario. Sin embargo los cambios acae- cidos en todas estas décadas están muy lejos de lo que eran las es- peranzadas expectaciones originales que se declararon con toda solemnidad y en las que por largo tiempo se creyó con sinceridad. El presidente Roosevelt asumió el cargo en el período de lo que se acostumbra llamar la gran crisis económica mundial , de fecha 1929- 1933. Su primer discurso de toma de posesión fue pronunciado el 4 de marzo de 1933, y prometió un cambio radical en la economía mundial, no como un mejoramiento coyuntural limitado que durase quizás unos cuantos años, transformación permanente y de profun- da raigambre. Se pensaba que la respuesta sería una considerable expansión del capital libre de trabas, con la importante ayuda del programa del new deal que el candidato a la presidencia Roosevelt anunció el 2 de julio de 1932 y contribuyó, claro está, a su abruma- dora victoria electoral. Ciertamente, la expansión económica pareció funcionar de mane- ra casi prodigiosa en Estados Unidos desde la segunda mitad de 1933 hasta los primeros meses de 1937. Sin embargo, en la segunda mitad de 1937 la economía norteamericana se volvió a sumir en un estado de estancamiento y en 1938 el país experimentó una profunda recesión. Como es comprensible, no obstante, el estallido de la Segunda Guerra Mundial “rescató” de la recesión a la economía de los Estados Unidos trayéndole al país una expansión productiva masiva y también dos décadas de crecimiento exitoso después del final de la guerra global, en el período de reconstrucción posbélica en toda Europa y algunas otras regiones del mundo. La idea original del presidente Roosevelt de una vigorosa eco- nomía capitalista propugnaba explícitamente la supresión de los instrumentos protectores “artificiales” representados por el impe- rio inglés y el francés todavía existentes. Ya dejaba absolutamente en claro en su primer discurso de toma de posesión que no iba a “escatimar ningún esfuerzo por restaurar el comercio mundial mediante un reajuste económico internacional” (Roosevelt, 1947) Y en el mismo espíritu pocos años más tarde propugnó el derecho a “comerciar en una atmósfera de libertad de la competencia des- leal y la dominación de los monopolios locales o foráneos” (Roo- sevelt, 1947). El presidente Roosevelt también dejó muy en claro durante la Segunda Guerra Mundial que no solo estaba en contra de la continuación del dominio británico en la India después de la guerra, sino igualmente contra la retención por Francia de los
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