El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 182 El acérrimo crítico de la opresión alentaba la gestación de regí- menes económicos asentados en la expansión de la propiedad pública. También promovía la creación de sistemas políticos cimentados en la auto-administración popular. Marx apostaba a un pronto debut de esos sistemas en Europa. Percibió en la Comuna de París un anticipo de su proyecto. Concebía el inicio de esa transformación revolucionaria en el Viejo Continente e imaginaba una propagación ulterior a todo el planeta. Es sabido que la historia siguió una trayectoria muy diferente. El triunfo bolchevique de 1917 inauguró la secuencia de grandes vic- torias populares del siglo XX. Esos avances incluyeron intentos de construcción socialista en varias regiones de la periferia. Las clases dominante quedaron aterrorizadas y otorgaron conce- siones inéditas para contener la pujanza de los movimientos antica- pitalistas. En los años setenta y ochenta los emblemas del socialismo eran tan populares, que resultaba imposible computar cuántos parti- dos y movimientos reivindicaban esa denominación. Pero también es conocido lo ocurrido posteriormente. El desplo- me de la Unión Soviética dio lugar al prolongado periodo de reacción contra el igualitarismo, que persiste hasta la actualidad. Este escenario ha sido alterado por la resistencia popular y el de- clive del modelo político-ideológico que nutrió a la globalización neo- liberal. En estas circunstancias la relectura de El Capital converge con redescubrimientos del proyecto socialista. Los jóvenes ya no cargan con los traumas de la generación anterior, ni con las frustraciones que pavimentaron la implosión de la URSS. La propia experiencia de lucha es aleccionadora. Muchos activis- tas comprenden que la conquista de la democracia efectiva y la igual- dad real exige forjar otro sistema social. Frente al sufrimiento que ofrece el capitalismo intuyen la necesidad de construir un horizonte de emancipación. La llegada de Trump incorpora nuevos ingredientes a esta batalla. El acaudalado mandatario intenta recuperar por la fuerza la prima- cía de Estados Unidos. Pretende reforzar la preponderancia de Wall Street y la preeminencia del lobby petrolero, reactivando el unilatera- lismo bélico. No sólo proclama que Estados Unidos debe alistarse para “ga- nar las guerras”. Ya inició su programa militarista con bombardeos en Siria y Afganistán. Exige, además, una subordinación del viejo continente que socava la continuidad de la Unión Europea. Trump no se limita a construir el muro en la frontera mexicana. Acelera la expulsión de inmigrantes, alienta golpes derechistas en Venezuela y amenaza a Cuba.
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