El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 160 dominaba [ herrschte ]. En primer término, es sorprendente que haya quien guste suponer que alguna persona ignora esos archiconocidos lugares comunes sobre la Edad Media y el mundo antiguo. Lo in- discutible es que ni la Edad Media pudo vivir de catolicismo ni el mundo antiguo de política. Es, a la inversa, el modo y manera en que la primera y el segundo se ganaban la vida, lo que explica por qué en un caso la política y en otro el catolicismo desempeñaron el papel principal [ hauptrolle ] (Marx, 2010: 96). No es tampoco este el lugar de hacerle la crítica a Althusser por su interpretación pluralista de este texto, una tarea fehacientemente lle- vada a cabo hace años. Tampoco es la ocasión de contrarrestar –tarea también ampliamente ya realizada– la interpretación que lo condujo a construir la concepción de la surdétermination , esto es, en esencia, que el factor económico siempre debía o estaba obligado a operar a través de otros factores. Todavía hoy, sin embargo, se nos presenta la tesis de la existencia (entre otros) de dos marxismos, uno tradicional y otro surdéterministe , uno que se apoyaría en el dogma del materia- lismo histórico de las primeras elaboraciones de Marx y la otra –la correcta naturalmente– que sería la de los surdéterministes (Resnick y Wolff, 2011; Finell, 2006). Por cierto que también hay algunos que, sin apoyarse directamente en este texto de Marx, igualmente consi- deran un dogma el afirmar el papel determinante o predominante de la base (siempre dentro de la metáfora de base y superestructura), y que, por el contrario, son las ideas (sobre todo las políticas) las que determinan. Engels subrayó alguna vez que Marx había descubierto la realidad material que estaba escondida bajo una maleza de ideas. Por eso habría quizás que notar que nos enfrentamos, con esta posición, al retorno a la maleza premarxiana. Volviendo al texto de la Nota al pie, habría que señalar, entre mu- chas otras perspectivas, que la temática de la existencia de un fac- tor principal ( haupt ) y, la con él en cierta medida relacionada contra- dicción principal –lo que no es igual a la contradicción fundamental grundwiderspruch – abre el camino reflexivo y conceptual de un campo importante en varios sentidos, pero, en particular en nuestro trabajo, para los países dependientes de la época del imperialismo donde tene- mos factores y contradicciones que no ocuparon la atención de Marx directamente, aunque sí la situación del colonialismo y de los países coloniales. Y, claro está, la comprensión de la última instancia en las formaciones sociales y en el modo de producción tiene que moverse teniendo en cuenta que existe entonces una variedad de tipos de con- tradicciones, y su identificación, así como que sus interacciones, no pueden dejar de ser abarcadas. Respecto a la última instancia se tra- taría de factores que determinan lo fundamental y de factores que, en
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