El Vuelo del Fénix
155 Isabel Monal en El Capital se proyecta, en cambio, en varias dimensiones, temá- ticas o paneles teóricos, y no se limita –ni siquiera es lo principal– a la lógica dialéctica o a la dialéctica en general, o a la dialéctica de Hegel. Pero tampoco sería adecuado, creo, considerar que el libro hace a la economía política el centro de la concepción más general (cosmovisión) de Marx ni tampoco de la teoría de la sociedad y la historia, lo que no excluye, sino más bien lo contrario, que el trabajo y los análisis de Marx en ella dotan al conjunto de su concepción de una gran fuerza y solidez, un paso de gigante en el proceso –y digo bien el proceso– de desarrollar su concepción por los derro- teros de la ciencia, es decir, de desarrollar y elaborar su obra como una empresa científica. Y ello en el sentido que ciencia tenía para él. Cabe pues recordar, en este contexto, que el término Wissenschaft en alemán para ciencia no tiene un sentido tan fuerte y restringido como en español o en francés e inglés. Es, digamos un concepto más abierto. Claro, sigue quedando, como una problemática a dilucidar, qué quería decir Marx exactamente con ello, pero por lo pronto se puede asegurar esta cierta diferencia, donde el término quiere decir más bien estudio de . Pero Marx hablaba también de socialismo científico para refe- rirse a su propia concepción tal y como queda plasmado en su bre- ve prefacio al folleto de Engels, en su primera edición en francés, Socialisme utopique et socialisme cientifique ( Socialismo utópico y socialismo científico) . El Capital constituiría, a su vez entonces, un texto fundamental en el hacer de su concepción la del socialis- mo científico; este calificativo quedaría vacío y resultaría excesivo sin las críticas a la economía política y los innumerables análisis y aportaciones de El Capital como obra científica. La cientificidad incluye como mínimo, su descubrimiento del plusvalor (plusvalía), la teoría de las clases y de las luchas de clases presente a lo largo de sus páginas y su descubrimiento de las contradicciones del ca- pitalismo y del capital y de las interacciones entre las mismas. En general, abrazaría todo el contenido de su dialéctica materialista. El Capital está en el centro mismo de la revolución que Marx realizó en las ciencias sociales e históricas y, el fundamentar científicamente su concepción forma parte de una empresa teórico-revolucionaria mucho más amplia. La única visión sobre El Capital que aparecería como acertada es verlo en su relación con el materialismo histórico, como parte de su fundamentación y desarrollo y en unidad y coherencia con el con- junto de sus tesis e interpretaciones esenciales. Si se reduce esta obra a sólo un texto de economía política, entonces lo más probable es que se pierda su verdadero sentido y hasta su contenido real. Y esta
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