El Vuelo del Fénix
149 Juan José Bautista Segales nómeno del fetichismo, no desaparece en el aparecer estético de la mercancía, sino que como contenido, siempre está presente, aunque de modo negado o encubierto, o como dice Hinkelammert, es una ausencia presente. El problema es saber por qué el capitalismo, aparte de habérsele hecho tanta crítica y estar luchado contra él, sigue de pie. Dice Marx: Nosotros hemos visto, no solo cómo produce el capital, sino cómo es producido él mismo […] No solo las condiciones objetivas del proceso de producción se presentan como resultado de éste, sino igualmente el carácter específicamente social de las mismas […] las relaciones de pro- ducción son producidas, son el resultado, incesantemente renovado, del proceso (Marx, 1979:107). Esto es, el capitalismo no sólo produce las condiciones objetivas de la producción, sino también las condiciones subjetivas de la re-produc- ción. Es decir, paralelamente a producir mercancías, el capitalismo produce y reproduce incesantemente a la sociedad moderna, la cual es o representa a las condiciones subjetivas. Y esto se da gracias a la dialéctica de la producción consumo . Cuando nosotros consumimos mercancías capitalistas, realiza- mos al capital de dos modos. Primero; realizamos al capital como ganancia, cuando las compramos, porque posibilitamos su repro- ducción. Pero, segundo, lo peor de todo, es cuando subjetivamos mediante el consumo, la mercancía capitalista. Y esto se da espe- cialmente con el alimento capitalista. Porque cuando la consumo, subsumo en mi corporalidad, la intencionalidad y el contenido de ese alimento capitalista, el cual llega a formar parte de mi propia corporalidad, de mis pensamientos y sentimientos. Ese es también el contenido subsumido, no sólo el contenido nutricional. Esto es, consumo no sólo la forma, sino también el contenido de la mercan- cía. Pero, el contenido, que porque está mediada por la producción humana, contiene en sí siempre la intencionalidad con la cual fue producida tal o cual mercancía y por el consumo subjetivamos esa intencionalidad puesta durante su producción, no sólo por el capita- lista sino también por el trabajador. Cuando consumimos mercancía capitalista, esto es, cuando la constituyo en parte de mi subjetividad, o personalidad, lo que estamos haciendo es hacer que las relaciones sociales contenidas en la mer- cancía capitalista, formen parte de mi propia subjetividad, de nuestra personalidad, de nuestro yo, de nuestro ego. Es decir, de ser seres hu- manos éticos, solidarios o comunitarios, gracias al consumo de este tipo de mercancías, nos vamos convirtiendo poco a poco en indivi-
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