El Vuelo del Fénix

145 Juan José Bautista Segales Así como la producción fundada sobre el capital crea por una parte la industria universal […], por otra crea un sistema de explotación general de las propiedades naturales y humanas, un sistema de utili- dad general; como soporte de ese sistema se presentan tanto la cien- cia, como todas las propiedades físicas y espirituales, mientras que fuera de esa esfera de la producción y el intercambio sociales, nada se presenta como superior-en-sí, como justificado-para-sí-mismo. El capital crea así la sociedad burguesa y la apropiación universal tanto de la naturaleza como de la relación social misma por los miembros de la sociedad. De ahí la gran influencia civilizadora del capital; su producción de un nivel de sociedad, frente al cual todos los anterio- res aparecen como desarrollos meramente locales de la humanidad y como una idolatría de la naturaleza. Por primera vez la naturaleza se convierte puramente en objeto para el hombre, en cosa puramente útil; cesa de reconocérsele como poder para sí; incluso el reconoci- miento teórico de sus leyes autónomas aparece sólo como artimaña para someterla a las necesidades humanas, sea como objeto del con- sumo, sea como medio de la producción. El capital conforme a esta tendencia suya, pasa también por encima de las barreras y prejuicios nacionales, así como sobre la divinización de la naturaleza; liquida la satisfacción tradicional […] y la reproducción del viejo modo de vida. Opera destructivamente contra todo esto […], derriba todas las barreras que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas productivas, la ampliación de las necesidades, la diversidad de la producción y la explotación e intercambio de las fuerzas naturales y espirituales [...] De ahí, empero, del hecho que el capital ponga cada uno de esos límites como barrera y, por tanto, de que idealmente le pase por en- cima, de ningún modo se desprende que lo haya superado realmente (Marx, 1976:360, 361, 3362). Dicho de otro modo, la crítica que Marx le hizo al capitalismo de su tiempo, llevado en este siglo XX hasta la crítica de su fundamento, habría devenido lógicamente en la crítica no solo del capitalismo eu- ropeo y norteamericano, sino en la crítica radical de su fundamento histórico y cultural que conocemos como modernidad. Esto quiere decir que el capitalismo no produce solamente mercancías o capital, sino que también produce su propio horizonte cultural e histórico, pero para ello, tiene que producir también el sujeto en términos de sociedad de individuos que consumen o realizan ese tipo de produc- ción, y que a su vez tiene que producir el consumo universal de su propia cultura, como horizonte al interior del cual ahora tienen pleno sentido tanto el capitalismo, como la sociedad moderna en términos de universalidad y ahora de globalización. Esto quiere decir que el marxismo, aparte de haber criticado al capitalismo, tendría que haber sometido a crítica a su sujeto por

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