El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 140 bién por la modernidad, pero especialmente por su pensamiento for- mal. La racionalidad para la modernidad es formal sin contenido, o sea sin materialidad, lo mismo la política y hasta la democracia. La formalización propia de la modernidad, tiene a la materialidad nega- da, como la negación fundante de su racionalización. Por ello es que la segunda parte de la nueva Ética de la libera- ción empieza en este momento, el de la materialidad negada del pauper que ha producido la Globalization moderna. Esto quiere decir que una nueva fundamentación de lo que sea la racionalidad de la vida , debiera empezar afirmando la materialidad de la vida como fundamento de cualquier intento de formalización. En realidad, cualquier pretensión seria, de intencionalidad crítica del sistema mundo-moderno, que no empiece por la tematización explícita del principio material crítico , está en riesgo de convertirse en una crítica pertinente al sistema y así de convertirse en una crítica óntica, o sea parcial y superficial de cualquier forma de dominación. Cuando nos conocimos acababa de terminar su segundo tomo sobre Marx 14 , y ya estaba empezando a escribir el tercero, y debo de- cir que me acerqué a Dussel, por los seminarios que él estaba dando sobre Marx, no por su obra, la cual en ese entonces ni la entendía, ni me interesaba, porque me parecía más discurso político, que filosofía, y así empecé como muchos otros, con varios prejuicios de la izquierda jacobina y moderna. Dicho de otro modo, cuando uno se aproxima a la obra de Dussel y se enfrenta con el Marx que descubrió y lo trata de entender desde la perspectiva del marxismo estándar u occidental, pues simplemente no lo va a entender, o lo va a desechar, no necesariamente porque sea otro Marx (lo cual es cierto en parte) sino porque entender al Marx de Dus- sel implica entender previa o paralelamente el marco categorial con el que se está enfrentando a Marx, y así tenemos entonces que el Marx de Dussel no es el auténtico Marx o el original, o el auténticamente puro y virginal, sino un Marx renovado y repensado, y en cierto sentido 14 Véase: Dussel, 1988. Siempre recuerdo la presentación de este libro en el audi- torio de la Editorial Siglo XXI en México. Estaban invitados a comentar el mismo varios eminentes marxistas latinoamericanos, y recuerdo bien que de los tres comen- taristas, dos de ellos se oponía rotundamente a la idea dusseliana de que Marx tema- tizara en su obra madura el trabajo en términos de trabajo vivo o Lebendige Arbeit y que éste fuese precisamente el trabajo del pauper . Es más, decía que no se podía hablar de que el Marx maduro partiera en su análisis del no-ser del capital ya que el Marx maduro ya no era filósofo sino científico. Pero lo peor de todo es que –según los dos comentaristas– no se podía afirmar de que el pauper como horizonte de la crítica, sea el sujeto de la revolución en Marx, sino sólo y exclusivamente la clase social, en este caso el proletariado.

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