El Vuelo del Fénix
EL VUELO DEL FÉNIX 116 tal y sujeto. Ello no significa que históricamente, antes o después de la detección que está haciendo Marx a mediados del siglo XIX, no se hayan desarrollado o se desarrollen (en estrecha relación o a mayor distancia) con los puntos en que predomine la figura del trabajador libre, formas aún más agudas de subalternización, y que han valido incluso para la crítica a Marx mismo por no destacar en toda su im- portancia lo que actualmente se subraya como “interseccionalidad”, esto es, que la clasificación social no concurre bajo la lógica del capi- talismo moderno/colonial en la exclusiva forma de explotación sobre la clase trabajadora y por el violentamiento de esta normalización (trabajo a destajo, explotación de otros contingentes, niños, jóvenes, mujeres, etc., en situaciones de intensificación o extenuación ilegales o a-legales). Dichas formas de subalternización y de producción de la diferencia que se reclama a Marx mismo o al marxismo omitir, deben ser desde luego más visibilizadas, corresponden a la explotación de la mujer en el interior de la unidad doméstica (en tanto expresión de la relevante cuestión de género y el régimen patriarcal), y a la sobre explotación y exclusión de los contingentes que están situados por fuera de las áreas privilegiadas (al margen, en zonas periféricas, y en las periferias de las zonas centrales, los llamados slums (Davis, 2008), zonas urbanas hiperdegradadas y precarizadas). Un abanico más plu- ral y diversificado de apropiación del trabajo vivo se articula con la forma de trabajo asalariado libre, asume y se ejecuta en distintos ti- pos de trabajo forzado o bajo renovados regímenes de esclavitud, o al modo de expoliación de la fuerza de trabajo migrante (Bentou- hami-Molino, 2016): todas ellas son cuestiones relevantes para los temas de clasificación social por la línea de color, y son plenamente identificables en el largo proceso de establecimiento de los procesos globales de racialización. Esa articulación, de alcanzarse, propiciaría un programa más global del relevamiento de los procesos de subal- ternización, lo que permitiría recuperar de manera más compleja tan amplio proceso histórico como fue el de imposición y desarrollo de la modernidad capitalista/colonial. El devenir poder y gobierno por parte de la cosa misma (el sujeto capital del proceso) y la sustitución de protagonismo por vía de la cual las personas son encasilladas en la noción del explotado como forma de la esclavitud moderna no corresponde sino a una enuncia- ción metafórica. Pero la captación desde ese tropo tal vez sea insu- ficiente, el proceso de clasificación/cosificación social se ha revelado más profundo: los estamentos sociales no dividen, o estandarizan, entre ejércitos de empleados y desempleados, la separación por cla- ses fue históricamente forjada, pero fue solo eso, una expresión que amplió su radio y polarizo el mundo en múltiples agregados, sin em-
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