El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 112 desembarca con enorme despliegue de artefactos de combate, com- binando fuerzas de aniquilación con estrategias de reconducción y cooptación social, suma a sus efectivos un enorme catálogo de ma- nuales y símbolos, esparce rumores, propaganda y desinformación). Los ciclos se reabren, fuerzas disgregadas que solo en tendencias y contra tendencias alcanzarán a articularse, o resistirán los nuevos embates: la historia, que así documenta no tener fin ni ceñirse a plan alguno, seguirá un curso igualmente accidentado en tanto ac- tualiza sus más finos entramados o aceita y lubrica sus viejas estruc- turas, hasta que las aguas se aplaquen y las tendencias hacia la nor- malización se impongan, o hasta que vengan nuevas oleadas y nos relampagueen como en un guiño, en los instantes de peligro, para recordarnos el lugar que nos toca, en la memoria y en los eventos más profundos. Así, la encomienda de los comunistas experimen- ta avances y retrocesos, trasluce regularidades y tensiones, advierte quiebres y discontinuidad, como la historia misma. El escenario no ha bajado el telón, muy al contrario, ha complejizado la trama: los contenidos y las formas del embate expropiador de las condiciones de vida de multitudes, colectividades y pueblos enteros no se aplaca- ron al afincar una tendencia mundial hacia la explotación del traba- jo, haciendo que la proletarización no fuera sino la cara renovada de la esclavitud moderna, hoy el expediente incluye procesos macro de desposesión y despojo y procesos micro de engaño, auto encierro, distracción y disgregación. En Marx hay una disputa por el código semiótico del sistema, pues mientras la hydra capitalista triunfa no hace sino hablar, voci- ferar, la lengua del dominador. La disputa de los comunistas, desde Marx, no es otra que aquella que se daría por imponer otro código de comunicación, otra politicidad emergente y genuina, nunca es- tanca, la de los intentos azarosos y conflictivos (disputados al inte- rior del absoluto indisputado, el que se ha formado con el mercado mundial), tentativas, pues, que se abaten por construir un mundo que garantice el cruce del sistema de capacidades y el sistema de necesidades de los productores, y que ellos mismos conscientemente han de gestionar y garantizar arribando a relaciones sociales que por más transparentes u horizontales que sean (como para expresar la abolición del Estado) han de contender en el marco persistente de la forma social general (pues ella no es sino un momento, privi- legiado también, de la condensación material de las luchas), justo para evitar que toda minúscula partícula de nuestra existencia sea apoderada por el mecanismo automático y reducida a los exclusivos fines de su mercantilización, cuyas tendencias son moduladas por fuerzas que se activan al interior del mercado que se ha globalizado,

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