El Vuelo del Fénix

EL VUELO DEL FÉNIX 108 La mercancía, entonces, como punto de partida es colocada en la disposición relacional entre apariencia –esencia– apariencia deter- minada del capital, que es casi una obviedad decir que remite a los contenidos de la lógica de Hegel: Doctrina del Ser - Doctrina de la Esencia - Doctrina del concepto. Será así que Marx diga de la mer- cancía (en cuanto apariencia inmediata), “su ser inmediato es, pues, apariencia pura. Es el fenómeno de un proceso que ocurre por detrás de ella ” (Marx, 2009-1:194, énfasis original). Y lo que ocurre por de- trás o a un nivel más profundo que el del cúmulo de mercancías, que no es sino una manera de nombrar al ente que se manifiesta, no es otro sino el de la detección del problema del valor dentro del sistema del capital, de ahí que éste sea el mayor aporte de Marx, su descubrimiento fundamental, la aclaración del punto de partida que entrega al mismo tiempo el esclarecimiento del valor, (el verdadero Ser del capital ), el establecimiento histórico y el entramado lógico de la ley del valor, de su determinación o fundamento (descubrimiento de la Esencia del capital ), de la producción, creación de nuevo valor y extracción del plusvalor, de cada uno, pues, de sus momentos y esferas; y de las capas analíticas que se van des-encubriendo en la proposición y secuencia lógica de cada una de las categorías (dis- cernimiento de la apariencia determinada del capital , de las “formas aparentes” como gustaba decir el gran pensador boliviano René Za- valeta, de las “formas transfiguradas” como eran nombradas por Bo- lívar Echeverría, ambos figuras tan destacadas para la construcción del pensamiento crítico en México). La cuestión de la producción y reproducción no solo de la rique- za sino de la forma de socialidad misma se da en la crisis, de ahí que el valor de uso como finalidad y contenido material o la forma valor como finalidad y nuevo eje o artífice del proceso es la expresión del conflicto mismo o la representación de la contradicción viva que hace al carácter constitutivo del capital, la predominancia de uno respecto del otro niega la finalidad de su opuesto, es una ilustración palmaria de la crisis (no meramente económica, ni siquiera política, o hasta cultural, sino en tanto crisis orgánica como la caracterizó, en su momento, el marxista sardo Antonio Gramsci). La cuestión a discernir, en tanto la realidad política ante la que comparecemos to- dos los días, es por qué razón dicha condición de crisis no se vuelve instancia de activación de una política del contra-valor, de una polí- tica que se encara desde el no-ser del capital, esto es, de las formas de aparecer y manifestarse del trabajo vivo en cuanto que sustancia que le es arrebatada a la persona y a sus entidades comunitarias y es traspasada para darle vida y sustento a las formas del capital, las que le estructuran como conjunto de “formas transfiguradas”,

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=