1917
72 1. La ayuda del capital financiero anglo-francés y de sus agentes. 2. La ayuda de parte de los altos mandos del ejército. 3. La organización ya existente de toda la burguesía rusa en los zemstvos 21 , en los municipios, en la Duma del Estado, en los comités de la industria de guerra, etc. El gobierno Guchkov está apresado en un cepo: atado por los intereses del capital, se ve obligado a esforzarse por continuar la guerra de rapiña y de saqueo, a proteger los escandalosos bene- ficios del capital y de los terratenientes, a restaurar la monarquía. Atado por su origen revolucionario y por la necesidad de un brusco cambio del zarismo a la democracia, presionado por las masas que tienen hambre de pan y hambre de paz, el gobierno se ve obligado a mentir, a maniobrar, a ganar tiempo, a «proclamar» y prometer lo más posible (las promesas son lo único barato, incluso en un período de ascenso desenfrenado de los precios) y a hacer lo menos posible, a hacer concesiones con una mano y a birlarlas con la otra. En determinadas condiciones, el nuevo gobierno puede, como mucho, aplazar un poco su derrumbe, apoyándose en toda la capacidad de organización de la burguesía rusa y de la intelec- tualidad burguesa. Pero aun así es incapaz de evitar el derrumbe, porque es imposible escapar a las garras del monstruo espantoso ali- mentado por el capitalismo mundial —la guerra imperialista y el hambre— sin renunciar a las relaciones burguesas, sin tomar me- didas revolucionarias, sin apelar al supremo heroísmo histórico del proletariado ruso e internacional. De ahí la conclusión: no podemos derribar al nuevo gobierno de un solo golpe, y si pudiésemos (en épocas revolucionarias los límites de lo posible se amplían mil veces), no estaríamos en condi- ciones de conservar el poder a menos que opusiéramos a la magnífica organización de toda la burguesía rusa y de toda la intelectualidad burguesa una no menos magnífica organización del proletariado , que 21 Sedicente administración autónoma local encabezada por la nobleza en las provincias centrales de la Rusia zarista. Fue instituida en 1864. Sus atribuciones estaban limitadas a los asuntos económicos puramente locales (construcción de hospitales y caminos, estadísticas, seguros, etc.). Controlaban su actividad los gobernadores y el ministro del Interior que podían suspender las disposiciones inconvenientes para el gobierno (Nota de la edición rusa).
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