1917

71 lucha de clases y las condiciones reales en que se libra, entusiasmarse con frases enteramente vacías, sembrar ilusiones entre los obreros, perder un tiempo precioso en negociaciones con Miliukov o con Kerenski, que debería emplearse para crear una fuerza verdadera- mente de clase y revolucionaria, una milicia proletaria, capaz de inspirar confianza a todas las capas pobres de la población —que constituyen la inmensa mayoría—, que las ayude a organizarse y a luchar por el pan, la paz y la libertad. Este error del manifiesto de Chjeídze y de su grupo (no hablo del partido del Comité de Organización, pues en las fuentes de que dispongo no se dice ni palabra del CO), este error es tanto más extraño por cuanto Skóbeliev, el colaborador más cercano de Chjeídze, en la conferencia del 2 (15) de marzo dijo, según los pe- riódicos: «Rusia se halla en vísperas de una segunda, de una verda- dera ( wirklich ) revolución». Esta es una verdad de la cual Skóbeilev y Chjeídze han olvi- dado sacar conclusiones prácticas. No puedo juzgar desde aquí, desde mi maldita lejanía, hasta qué punto es inminente esta segunda revolución. Por estar en el lugar de los hechos, Skóbeilev puede apre- ciar mejor las cosas. Por consiguiente, no me planteo problemas para cuya solución no dispongo ni puedo disponer de los datos concretos necesarios. Me limito a subrayar la confirmación de Skóbeilev, un «testigo imparcial», es decir, que no pertenece a nuestro partido, de la conclusión real , a que llegué en mi primera carta, es decir: que la revolución de febrero-marzo no ha sido más que la primera etapa de la revolución. Rusia atraviesa un momento histórico muy peculiar de transición a la próxima etapa de la revolución o, para emplear las palabras de Skóbeilev, a la «segunda revolución». Si queremos ser marxistas y sacar enseñanzas de la expe- riencia de las revoluciones del mundo entero, debemos esforzarnos por comprender en qué consiste precisamente la peculiaridad de este momento de transición y qué táctica se desprende de sus carac- terísticas específicas objetivas. La peculiaridad de la situación consiste en que el gobierno Guchkov-Miliukov obtuvo la primera victoria con extraordinaria facilidad, gracias a las siguientes tres circunstancias principales:

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