1917

70 confiscación de las tierras de los terratenientes y de las existencias de cereales y, sobre todo, por el fin de la guerra de rapiña. Al respecto, es particularmente importante y particularmente apremiante la opinión absolutamente correcta de nuestro Comité Central, de que para ob- tener la paz es preciso establecer relaciones con los proletarios de todos los países beligerantes . Esperar la paz de negociaciones y de relaciones entre los gobiernos burgueses sería un autoengaño y un engaño al pueblo. El segundo documento es otra noticia de Estocolmo, tam- bién comunicada por telégrafo, a otro periódico alemán ( La Gaceta de Voss 20 ), sobre una conferencia entre el grupo de Chjeídze en la Duma, el Grupo del Trabajo (¿ Arbeiterfraction ?) y los representantes de 15 sindicatos obreros el 2 (15) de marzo y sobre un manifiesto pu- blicado al día siguiente. De los once puntos de este manifiesto, el te- legrama trascribe solo tres: el primero, la exigencia de una república; el séptimo, la exigencia de paz e inmediatas negociaciones de paz; y el tercero, la exigencia de «una adecuada participación en el gobierno de representantes de la clase obrera rusa». Si este punto está transcrito correctamente, comprendo por qué la burguesía elogia a Cheídze. Comprendo por qué al elogio, más arriba citado, de los guchkovistas ingleses en el Times se ha sumado el elogio de los guchkovistas franceses en Le Temps . Este periódico de los millonarios e imperialistas franceses decía el 22 de marzo: «Los dirigentes de los partidos obreros, y sobre todo el señor Chjeídze, ejercen toda su influencia para moderar los deseos de las clases trabajadoras.» En efecto, reclamar la «participación» de los obreros en el gobierno Guchkov-Miliukov es un absurdo teórico y político: par- ticipar como minoría, equivaldría a ser un simple peón; participar en «pie de igualdad», es imposible porque no se puede conciliar la exigencia de continuar la guerra con la exigencia de concertar un armisticio e iniciar negociaciones de paz; para «participar» como mayoría sería necesario contar con fuerza suficiente para derrocar al gobierno Guchkov-Miliukov. En la práctica, exigir la «participa- ción» es caer en la peor especie de blanquismo, es decir, olvidar la 20 Publicación editada en Berlín por los liberales moderados alemanes [N. del E.].

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