1917
66 De este Comité supervisor, que entra dentro de la segunda ca- tegoría de ideas y consignas, hablaremos especialmente más adelante. La designación de un Louis Blanc ruso, Kerenski, y el lla- mado a apoyar al nuevo gobierno son, se puede decir, un ejemplo clásico de traición a la causa de la revolución y a la causa del prole- tariado, traición que condenó a muerte a muchas revoluciones del siglo XIX, independientemente de los sinceros y leales al socialismo que hayan sido los dirigentes y los partidarios de tal política. El proletariado no puede y no debe apoyar a un gobierno de guerra, a un gobierno de restauración. Para combatir la reacción, para rechazar todas las posibles y probables tentativas de los Románov y de sus amigos de restaurar la monarquía y organizar un ejército con- trarrevolucionario, es necesario, no apoyar a Guchkov y compañía, sino organizar, engrandecer y fortalecer una milicia proletaria, armar al pueblo bajo la dirección de los obreros. Sin esta medida principal, básica, radical, no se puede ni hablar de ofrecer una resistencia seria a la restauración de la monarquía y a los intentos de anular o cercenar las libertades prometidas, o de marchar firmemente por el camino que dará al pueblo pan, paz y libertad. Si es cierto que Chjeídze, que con Kerenski era miembro del primer Gobierno provisional (Comité de la Duma de los trece), se abstuvo de participar en el segundo Gobierno provisional por consideraciones de principio como las mencionadas más arriba o de un carácter similar, eso le hace honor. Hay que decirlo franca- mente. Por desgracia, tal interpretación está en contradicción con los hechos, sobre todo con el discurso de Skóbeliev, que siempre ha estado de acuerdo con Chjeídze. Skóbeliev dijo, si se puede confiar en la fuente antes men- cionada, que «el grupo social (evidentemente el socialdemócrata) y los obreros tienen un leve contacto (tienen poca afinidad) con los objetivos del Gobierno provisional»; que los obreros reclaman la «Comisión de Enlace» se trataba de impedir que las masas se lanzasen a una lucha revolucionaria activa por el paso de todo el poder a los soviets. La «Comisión de Enlace» fue disuelta a mediados de abril de 1917 y sus funciones se transfirieron al Buró del Comité Ejecutivo (Nota de la edición rusa).
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