1917
65 El Manifiesto del Soviet de Diputados Obreros, si el texto no ha sido falseado por los imperialistas franceses, es un documento notable. Muestra que el proletariado de Petrogrado se hallaba, por lo menos cuando fue lanzado el Manifiesto, bajo la influencia predo- minante de los políticos pequeño burgueses. Recuérdese que incluyo en esta categoría de políticos, como lo he señalado anteriormente, a gente del tipo de Kerenski y de Chjeídze. En el Manifiesto vemos dos ideas políticas y dos consignas que corresponden a ellas. Primero, El Manifiesto dice que el gobierno (el nuevo go- bierno) está compuesto por «elementos moderados». Extraña de- finición y de ninguna manera completa, de carácter puramente liberal, no marxista. También yo estoy dispuesto a admitir que en cierto sentido —en mi próxima carta especificaré en qué sen- tido precisamente—, ahora, una vez completada la primera etapa de la revolución, todo gobierno debe ser «moderado». Pero es ab- solutamente inadmisible ocultar a uno mismo y al pueblo que este gobierno quiere continuar la guerra imperialista; que es un agente del capital inglés; que quiere restaurar la monarquía y fortalecer la dominación de los terratenientes y capitalistas. El Manifiesto declara que todos los demócratas deben «apoyar» al nuevo gobierno y que el Soviet de Diputados Obreros suplica a Kerenski que participe en el Gobierno provisional y lo au- toriza a ello. Las condiciones: llevar a la práctica las reformas prome- tidas ya durante la guerra, garantías para el «libre desarrollo cultural» (¿solo?) de las nacionalidades (programa puramente kadete, misera- blemente liberal), y la creación de un comité especial compuesto por miembros del Soviet de Diputados Obreros y por «militares», 17 en- cargado de supervisar las actividades del Gobierno provisional. 17 Basándose en las informaciones de la prensa extranjera sobre la institución por el Soviet de Petrogrado de un órgano especial para controlar al Gobierno provisional, Lenin al principio vio con buenos ojos este hecho, señalando al propio tiempo que solo la experiencia mostraría si tal órgano se justificaba. La «Comisión de Enlace», designada el 8 (21) de marzo por el Comité Ejecutivo conciliador del Soviet para «influir» y «controlar» la actividad del Gobierno provisional, en realidad ayudó al gobierno a utilizar la autoridad del Soviet para encubrir su política contrarrevolucionaria. Valiéndose de
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