1917

29 política de masas desempeña un papel extraordinario. Se puede in- cluso afirmar que es imposible comprender los acontecimientos de la revolución rusa y la sucesión de sus formas políticas si no se es- tudia el fondo de esos acontecimientos y de esa sucesión de formas a través de la estadística de las huelgas . Sé muy bien que los áridos datos estadísticos están muy fuera de lugar en un informe oral y que son capaces de asustar a los oyentes. Sin embargo, no puedo dejar de citar algunas cifras redondas, para que ustedes puedan apreciar la base objetiva real de todo el movimiento. Durante los diez años que precedieron a la revolución, el promedio anual de huelguistas en Rusia ascendió a 43.000. Por consiguiente, el número total de huelguistas durante el decenio anterior a la revolución fue de 430.000. En enero de 1905, en el primer mes de la revolución, el número de huelguistas llegó a 440.000. O sea que ¡ en un solo mes hubo más huelguistas que en todo el decenio precedente! En ningún país capitalista del mundo, ni siquiera en los países más avanzados, como Inglaterra, Estados Unidos y Alemania, se ha visto un movimiento huelguístico tan grandioso como el de 1905 en Rusia. El número total de huelguistas ascendió a 2.800.000, es decir, al doble del total de obreros fabriles. Ello, naturalmente, no quiere decir que los obreros fabriles urbanos de Rusia fueran más cultos, o más fuertes, o estuvieran más adaptados a la lucha que sus hermanos de Europa Occidental. Lo cierto es lo contrario. Pero eso demuestra lo grande que puede ser la energía latente del proletariado. E indica que en los períodos revolucionarios —lo digo sin ninguna exageración, fundándome en los datos más exactos de la historia rusa—, el proletariado puede desarrollar una energía combativa cien veces mayor que en épocas corrientes de tranqui- lidad. Eso muestra que la humanidad no conoció hasta 1905 lo in- mensa, lo grandiosa que puede ser y será la tensión de fuerzas del proletariado cuando se trata de luchar por objetivos verdaderamente grandes, de luchar de un modo verdaderamente revolucionario. La historia de la revolución rusa nos muestra que quien luchó con la mayor tenacidad y la mayor abnegación fue la van- guardia, fueron los elementos selectos de los obreros asalariados.

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