1917
27 a defender por toda clase de medios violentos su monopolio, sus privilegios y granjerías. Los socialpacifistas de hoy día, que —¡dicho sea sin chanzas!— quieren parecer personas «muy cultas», no saben que esperar una paz «democrática» de los gobiernos bur- gueses, que sostienen una guerra imperialista rapaz, es tan estúpido como la idea de que el sanguinario zar puede ser inclinado a las reformas democráticas mediante peticiones pacíficas. A pesar de todo, la gran diferencia que media entre ellos es- triba en que los socialpacifistas de hoy día son en gran medida hi- pócritas que, mediante tímidas insinuaciones, tratan de apartar al pueblo de la lucha revolucionaria, mientras que los incultos obreros rusos de la Rusia prerrevolucionaria demostraron con hechos que eran hombres sinceros en los que por vez primera despertaba la conciencia política. Y precisamente en ese despertar de la conciencia política en inmensas masas populares, que se lanzan a la lucha revolucionaria, estriba la significación histórica del 22 de enero de 1905. Dos días antes del «Domingo Sangriento», el Sr. Piotr Struve, entonces jefe de los liberales rusos, director de un órgano ilegal libre editado en el extranjero, escribía: «En Rusia no hay todavía un pueblo revolucionario». ¡Tan absurda le parecía a este «cultísimo», presuntuoso y archinecio jefe de los reformistas burgueses la idea de que un país campesino analfabeto pueda engendrar un pueblo revolucionario! ¡Tan profundamente convencidos estaban los refor- mistas de entonces —como lo están los de ahora— de que una ver- dadera revolución era imposible! Hasta el 22 de enero (el 9 según el viejo calendario) de 1905, el partido revolucionario de Rusia lo formaba un pequeño grupo de personas. Los reformistas de entonces (exactamente como los de ahora) se burlaban de nosotros tildándonos de «secta». Varios cen- tenares de organizadores revolucionarios, unos cuantos miles de afiliados a las organizaciones locales, media docena de hojas revo- lucionarias, que no salían más de una vez al mes, se editaban sobre todo en el extranjero y llegaban a Rusia de contrabando, después de vencer increíbles dificultades y a costa de muchos sacrificios. Estos eran en Rusia, antes del 22 de enero de 1905, los partidos
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=