1917

26 Nosotros, obreros, vecinos de Petrogrado 2 , acudimos a Ti. Somos unos esclavos desgraciados y escarnecidos; el despotismo y la ar- bitrariedad nos abruman. Cuando se agotó nuestra paciencia, de- jamos el trabajo y solicitamos de nuestros amos que nos diesen lo mínimo que la vida exige para no ser un martirio. Mas todo ha sido rechazado, tildado de ilegal por los fabricantes. Los miles y miles aquí reunidos, igual que todo el pueblo ruso, carecemos en abso- luto de derechos humanos. Por culpa de Tus funcionarios estamos reducidos a la condición de esclavos. La petición exponía las siguientes reivindicaciones: amnistía, libertades públicas, salario normal, entrega gradual de la tierra al pueblo, convocatoria de una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal, y terminaba con estas palabras: ¡Majestad! ¡No niegues la ayuda a Tu pueblo! ¡Derriba el muro que se alza entre Ti y Tu pueblo! Dispón y júranoslo, que nues- tros ruegos sean cumplidos, y harás la felicidad de Rusia; si no lo haces, estamos dispuestos a morir aquí mismo. Solo tenemos dos caminos: La libertad y la felicidad, o la tumba. Cuando leemos ahora esta petición de obreros sin instruc- ción, analfabetos, dirigidos por un sacerdote patriarcal, experi- mentamos un sentimiento extraño. Se impone el paralelo entre esa ingenua petición y las actuales resoluciones de paz de los socialpa- cifistas, es decir, de gentes que quieren ser socialistas, pero que en realidad no son sino simples charlatanes burgueses. Los obreros no conscientes de la Rusia prerrevolucionaria no sabían que el zar es el jefe de la clase dominante , de la clase de los grandes terratenientes, ligados ya por miles de vínculos a la gran burguesía y dispuestos 2 La ciudad fue fundada por el zar Pedro I en 1703. Desde ese momento y hasta 1918 fue la capital del Imperio ruso. Se llamó San Petersburgo (ciudad de San Pedro) desde su fundación hasta 1914, cuando en medio de la Primera Guerra Mundial se consideró que su nombre era demasiado alemán y pasó a llamarse Petrogrado, hasta que en 1924, tras la muerte de Lenin, fue renombrada como Leningrado. El 6 de septiembre de 1991 volvió a llamarse San Petersburgo [N. del E.].

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