1917

18 préstamos de decenas y decenas de miles de millones de francos con in- tereses usurarios a las naciones pequeñas y atrasadas, y en tanto las naciones pequeñas y débiles se encuentren sometidas a ellas. Los socialistas no podrían haber dejado pasar sin una pro- testa decidida una sola frase de la resolución que votaron por una- nimidad Jouhaux y Merrheim. Los socialistas habrían declarado, en contraposición abierta a dicha resolución, que la declaración de Wilson es pura mentira e hipocresía, porque Wilson representa a la burguesía que ha ganado miles de millones con la guerra, porque es el jefe de un gobierno que armó frenéticamente a Estados Unidos con el evidente propósito de desencadenar una segunda gran guerra im- perialista. Los socialistas habrían declarado que el gobierno burgués francés está atado de pies y manos por el capital financiero, del cual es esclavo, y por los tratados secretos imperialistas, enteramente ra- paces y reaccionarios, con Inglaterra, Rusia, etc., y por ello no está en condiciones de decir ni de hacer nada que no sea proferir las mismas mentiras sobre una paz democrática y «justa». Los socialistas habrían declarado que la lucha por una paz semejante no se libra repitiendo frases pacifistas generales, afables, melifluas, vacías, que no hacen nada y a nada obligan, y que solo sirven para embellecer la ruindad del imperialismo. Esa lucha se puede librar solamente diciéndole a los pueblos la verdad, diciéndoles que para obtener una paz justa y democrática es preciso derrocar a los gobiernos burgueses de todos los países beligerantes y aprovechar para ello el hecho de que millones de obreros están armados, y que el alto costo de vidas y los horrores de la guerra imperialista han provocado la cólera de las masas. Eso es lo que deberían haber dicho los socialistas en lugar de lo que se dice en la resolución de Jouhaux y Merrheim. El Congreso del Partido Socialista Francés, que se realizó en París simultáneamente con el de la C.G.T., no solo se abstuvo de decir eso, sino que adoptó una resolución aún peor que la mencionada más arriba. Fue aprobada por 2838 votos contra 119 y 20 abstenciones, es decir, ¡¡por el bloque de los socialchovinistas (Renaudel y compañía, los llamados «mayoritarios») y de los longuetistas (partidarios de Lon- guet, kautskianos franceses)!! ¡¡Además votaron por esa resolución el zimmerwaldiano Bourderon y el kienthaliano Raffin-Dugens!!

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