1917

344 Pueden hacerlo, pues, siendo intransigentes en la lucha contra los elementos contrarrevolucionarios (incluidos los eseristas de de- recha y los defensistas), los bolcheviques estarían obligados a abs- tenerse durante la votación de cuestiones que atañen a los puntos puramente eseristas del programa agrario ratificado por el II Con- greso de los Soviets de toda Rusia. Tal es, por ejemplo, el punto rela- tivo al usufructo igualitario del suelo y a los nuevos repartos de tierra entre los pequeños propietarios. Al abstenerse en la votación de ese punto, los bolcheviques no modifican su programa en lo más mínimo, pues dadas las condi- ciones del triunfo del socialismo (control obrero sobre las fábricas, después expropiación de estas, nacionalización de los bancos, crea- ción de un Consejo Superior de Economía que dirija toda la eco- nomía nacional), dadas esas condiciones, los obreros tienen el deber de aceptar las medidas transitorias propuestas por los pequeños campesinos trabajadores y explotados, siempre que esas medidas no perjudiquen la causa del socialismo. Y recordé que Kautsky, cuando era todavía marxista (en 1899-1909), reconoció más de una vez que las medidas de transición al socialismo no pueden ser las mismas en los países de agricultura basada en grandes haciendas y en los que la agricultura se basa en haciendas pequeñas. Nosotros, los bolcheviques, deberíamos abstenernos en el Consejo de Comisarios del Pueblo y en el Comité Ejecutivo Cen- tral durante la votación de semejante punto, porque, al aceptar los eseristas de izquierda (y los campesinos que les siguen) el control obrero, la nacionalización de los bancos, etc., el usufructo iguali- tario del suelo no sería otra cosa que una de las medidas de transi- ción al socialismo completo. Resultaría absurdo que el proletariado impusiese tales medidas de transición; en aras de la victoria del socialismo, el proletariado debe hacer concesiones a los pequeños campesinos trabajadores y explotados en la elección de las mismas, puesto que en nada perjudicarían la causa del socialismo. Un eserista de izquierda (el camarada Feofiláktov, si no me equivoco) me hizo entonces la siguiente pregunta: «¿Y qué harán los bolcheviques si en la Asamblea Constitu- yente los campesinos quieren que se apruebe una ley sobre el usu- fructo igualitario del suelo, la burguesía se pronuncia contra los campesinos y la decisión depende de los bolcheviques?»

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