1917
309 capitalistas temen y que los ultrarreaccionarios desean a veces ma- lignamente, seguros de que los bolcheviques no se sostendrán en el poder), que esta victoria aplastará hasta el fin a los ultrarreac- cionarios y que los bolcheviques sabrán sostenerse de una manera firme en el poder con el mayor provecho para toda la humanidad extenuada y martirizada por la guerra. En efecto, ¿quién que no se haya vuelto loco podrá dudar de que los Rodzianko y los Suvorin actúan juntos y se han distribuido los papeles? ¿Es que los hechos no han demostrado que Kerenski actúa por indicación de Rodzianko y que la «Imprenta del Estado de la República de Rusia» (¡no es una broma!) edita a expensas del Te- soro los discursos uiltrarreaccionarios de los ultrarreaccionarios de la «Duma de Estado»? ¿Es que no han denunciado este hecho hasta los lacayos de Dielo Naroda , que doblan el espinazo ante «su hombrecillo»? ¿Es que la experiencia de todas las elecciones no ha demostrado que Nóvoie Vremia , periódico venal que se guía por los «intereses» zarista-terratenientes, ha prestado pleno apoyo a las candidaturas de los democonstitucionalistas? ¿Acaso no hemos leído ayer que el capital comercial e indus- trial (¡sin partido, naturalmente!, ¡oh, sin partido, por supuesto, pues los Vijliáiev y los Rakítnikov, los Gvózdiev y los Nikitin no se coligan con los democonstitucionalistas, ¡Dios nos libre de ello!, sino con los medios comerciales e industriales sin partido !) ha rega- lado 300.000 rublos a los democonstitucionalistas? Si se enfocan las cosas desde un punto de vista clasista, y no sentimental, toda la prensa ultrarreaccionaria es una sucursal de la casa Riabushinski, Miliukov y Compañía. El capital compra, por una parte, a los Miliukov, los Zaslavski, los Potrésov, etc., y, por otra, a los ultrarreaccionarios. Para poner fin a este repugnantísimo envenenamiento del pueblo con la ponzoña de la vulgar infección ultrarreaccionaria no puede haber más que un medio: la victoria del proletariado . ¿Y puede sorprender que la multitud, extenuada y martirizada por el hambre y la prolongación de la guerra, «se agarre» a la ponzoña ultrarreaccionaria? ¿Es posible imaginarse la sociedad capitalista en
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