1917
XX la táctica pacífica dio paso al llamado insurreccional, que tiene un paréntesis luego de la derrota de Kornílov. La dinámica se desarrolló tan rápido que cuando el texto fue publicado, la posibilidad pacífica de tomar el poder se había esfumado. Sin embargo, queda expuesta una vez más la capacidad de análisis de Lenin. El líder soviético está dispuesto a modificar radicalmente la táctica, de acuerdo con el desarrollo de los hechos. A mediados de septiembre son ratificadas las ideas presentadas en las «Cartas desde lejos», dando fe de la coherencia discursiva de sus principios para la acción revolucionaria. El problema fundamental de la revolución continúa siendo la toma del poder estatal, respecto a lo cual no debe haber vacilaciones. La concepción del poder y su administración se dirige hacia la toma total de los aparatos del Estado por parte de los Soviets, a quienes debe pasar su administración directa. La estrategia central de la revolución se ha mantenido en el tiempo, la táctica ha ido cambiando de acuerdo con el desarrollo de la situación concreta. Esto, que ya lo tenía claro Lenin antes de 1917, ha sido comprobado prácticamente en los seis meses de revolución burguesa. Luego, también en septiembre, elaborará un trabajo programático fundamental para aclarar la situación en los meses previos a la toma del poder. Las principales medidas revolucionarias, necesarias para enfrentar «La catástrofe», son presentadas extensamente en un texto que reitera la capacidad analítica de su autor. Septiembre no solo es un mes de reflexiones, el proceso social continúa modificando las circunstancias. El Gobierno provisional declara la República, desesperado por calmar el conflicto y parar el crecimiento de los bolcheviques, que han logrado conquistar la mayoría en el Soviet. En ese contexto, Lenin escribe a sus compañeros para ratificar la estrategia: hay que prepararse para la toma del poder, así lo evidencia la conquista de la mayoría, no solo en los Soviets sino en la Duma, en cuyas elecciones los bolcheviques pasan del once al cincuenta por ciento de los votos. El partido bolchevique aumenta sus filas a 400.000 miembros y las organizaciones obreras agrupan a dos millones de trabajadores, seiscientos mil de los cuales están en Petrogrado.
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