1917
XVIII Aun previendo lo que iba a suceder, los bolcheviques no pueden hacerse a un lado y asumen las consecuencias de las acciones. La crisis que culmina el 6 de julio es aprovechada por los sectores más reaccionarios, que llevando a cabo una contrarrevolución disuelven el poder de los Soviets y conducen al Gobierno provisional a una dictadura militar. Este balance es presentado por Lenin en «La situación política», donde afirma que la consigna «Todo el poder a los Soviets» ya no tiene sentido, una vez que los mencheviques y eseristas han entregado la dirección de la organización a la contrarrevolución. Ahí, por primera vez asoma la insurrección armada como única solución posible a la crisis. Esa conclusión no representa un llamado aventureísta a la acción inmediata sino a la preparación de toda la población, que inicia con la toma de conciencia respecto a la ausencia de salidas constitucionales o republicanas. Hay que crear las condiciones para la insurrección. Los acontecimientos de 1917 expresaron una disputa por el poder que Lenin fue sintetizando ante cada suceso, no solo a través de categorías teóricas sino a partir del análisis de las circunstancias concretas. Luego del punto de inflexión de julio, sentencia el fin de la etapa pacífica en el paso del poder a los Soviets, que ya no tiene un sentido real si la dualidad de poderes ha terminado y el poder absoluto recae sobre los militares administradores de los intereses de la clase burguesa. La revolución requiere un análisis continuo de las relaciones de poder para descifrar en quiénes recae el poder del Estado y cuáles intereses de clase representa. Si el Estado está constituido principalmente por el ejército y otros apéndices armados, así como demás mecanismos de control social directo e indirecto, luego del punto de inflexión ese pilar del Estado se fortaleció, tomando todo en sus manos con el apoyo de la burguesía y el silencio cómplice de los partidos pequeñoburgueses. En su artículo «Tres crisis» Lenin reflexiona sobre el carácter de la revolución a la luz de los distintos sucesos, que se expresa no en un golpe definitivo, sino en distintas manifestaciones que suben o bajan los niveles del conflicto entre los sectores más radicales, dejando fuera del juego a los elementos más moderados. La lucha
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