1917
99 filisteo, pero no un marxista. La causa está en el insuficiente grado de conciencia y en la insuficiente organización de los proletarios y de los campesinos. El «error» de los jefes mencionados reside en su posición pequeñoburguesa, en que embotan la conciencia de los obreros en vez de abrirles los ojos, en que les inculcan ilusiones pequeñoburguesas en vez de destruírselas, en que refuerzan la in- fluencia de la burguesía sobre las masas en vez de emancipar a estas de esa influencia. Lo dicho debiera bastar para comprender por qué también nuestros camaradas cometen tantos errores al formular «simple- mente» esta pregunta: ¿se debe derribar inmediatamente al Go- bierno provisional? Respondo: 1) se le debe derribar, pues es un gobierno oli- gárquico, un gobierno burgués, y no del pueblo; un gobierno que no puede dar ni paz, ni pan, ni plena libertad; 2) no se le puede de- rribar inmediatamente, pues se sostiene gracias a un pacto directo e indirecto, formal y efectivo, con los Soviets de Diputados Obreros y, sobre todo, con el principal de ellos, el Soviet de Petrogrado; 3) en general, no se le puede «derribar» por la vía habitual, pues se asienta en el «apoyo» que presta a la burguesía el segundo go- bierno, el Soviet de Diputados Obreros, y este es el único gobierno revolucionario posible, que expresa directamente la conciencia y la voluntad de la mayoría de los obreros y campesinos. La huma- nidad no ha creado hasta hoy, ni nosotros conocemos, un tipo de gobierno superior ni mejor que los Soviets de Diputados Obreros, Braceros, Campesinos y Soldados. Para convertirse en poder, los obreros conscientes tienen que ganarse a la mayoría: mientras no exista violencia contra las masas, no habrá otro camino para llegar al poder. No somos blanquistas 2 , no somos partidarios de la toma del poder por una minoría. Somos mar- xistas, partidarios de la lucha proletaria de clase contra la embriaguez 2 El blanquismo fue una corriente del movimiento socialista francés encabezada por Louis Auguste Blanqui. Lenin la consideraba una fiel representación del comunismo utópico, que negando la lucha de clases plantea la liberación del trabajo asalariado a partir del «complot de una minoría de intelectuales» [N. del E.].
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