1917
98 Poder del mismo tipo que la Comuna de París de 1871. Los rasgos fundamentales de este tipo de Poder son: 1) La fuente del poder no está en una ley, previamente discutida y aprobada por el Par- lamento, sino en la iniciativa directa de las masas populares desde abajo y en cada lugar, en la «toma» directa del Poder, para emplear un término en boga. 2) Sustitución de la policía y del ejército, como instituciones apartadas del pueblo y contrapuestas a él, por el armamento directo de todo el pueblo; con este Poder guardan el orden público los mismos obreros y campesinos armados, el mismo pueblo en armas. 3) Los funcionarios y la burocracia son sustituidos también por el Poder directo del pueblo o, al menos, sometidos a un control especial, se transforman en simples mandatarios, no solo elegibles sino removibles en todo momento, en cuanto el pueblo lo exija; se transforman de casta privilegiada, con una ele- vada retribución, con una retribución burguesa de sus «puestitos», en obreros de una «rama» especial, cuya remuneración no exceda al salario corriente de un obrero calificado. En esto, y solo en esto, radica la esencia de la Comuna de París como tipo especial de Estado. Y esta esencia es la que han olvidado y desfigurado los señores Plejánov (los chovinistas manifiestos, que han traicionado al marxismo), Kautsky (los «centristas», es decir, los que vacilan entre el chovinismo y el marxismo) y, en general, todos los socialdemócratas, socialrevolucionarios, etc., que do- minan hoy día. Salen del paso con frases, se refugian en el silencio, escurren el bulto, se felicitan mutuamente una y mil veces por la revolu- ción y no quieren reflexionar en lo que son los Soviets de Diputados Obreros y Soldados. No quieren ver la verdad manifiesta de que en la medida en que esos Soviets existen, en la medida en que son un Poder, existe en Rusia un Estado del tipo de la Comuna de París. Subrayo «en la medida», pues solo se trata de un Poder en es- tado embrionario. De un Poder que, pactando directamente con el Gobierno provisional burgués y haciendo una serie de concesiones de hecho, ha cedido y cede su s posiciones a la burguesía. ¿Por qué? ¿Quizá porque Chjeídze, Tsereteli, Steklov y Compañía cometen un «error»? ¡Tonterías! Así puede pensar un
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