1917

XII En los escritos posteriores recogidos en este libro, Lenin afirma que el análisis de la situación debe iniciarse por la caracterización de las fuerzas en pugna. Ya en marzo realiza ese ejercicio, exponiendo los sectores de clase que se disputan el poder: los representantes feudales, que giran alrededor del zar; la burguesía y los terratenientes, organizados en torno a los octubristas y los kadetes; los grupos pequeñoburgueses representados por Kerenski; y por último el Soviet de Diputados Obreros, que aglutina a los sectores explotados y las masas pobres del país. Detrás de los primeros se encuentran los intereses imperialistas que atizaron las contradicciones y aceleraron la crisis, con apoyo de algunos líderes socialistas que se unieron a la burguesía al asumir posiciones chauvinistas. Rusia es un laboratorio para la paz imperialista y, a la vez, una síntesis de las viejas contradicciones surgidas en 1905, por eso es tan significativo que Lenin se haya dedicado a ambos temas antes del derrocamiento del zar. Las fuerzas descritas se movilizan en los tiempos revolu- cionarios, llegando a formar alianzas circunstanciales. Frente a eso, Lenin descarga su crítica al etapismo, con la que derriba las opiniones de quienes consideran imprescindible una revolución burguesa. Mientras Lenin se mantiene lejos de Rusia, las posiciones conciliadoras de algunos bolcheviques se expresan en la búsqueda de un acercamiento con el Gobierno privisional, a lo que le sale al paso rápidamente, desenmascarando los intereses del gobierno y llamando a apoyar el fortalecimiento de los Soviets. El Gobierno provisional, por su propia composición de clase, es incapaz de responder a las demandas de los campesinos, obreros y soldados. Solo el socialismo puede dar respuesta a las exigencias de paz, pan y libertad, conclusión derivada de la comprensión de los distintos sectores en disputa por el poder. Ya en marzo se ve la pugna que se desarrollará en los meses siguientes, frente a la cual el partido debe prepararse para asumir su papel histórico. En la tercera carta Lenin plantea que la táctica solo puede definirse partiendo de la observación de los acontecimientos en desarrollo, por medio del cual se comprenden las características de la transición. Ese método permite establecer los elementos básicos

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