1917
74 La principal tarea, la más importante, y que no puede ser postergada, es crear organizaciones de ese tipo en todos los lugares de Rusia para todos los gremios y todas las capas de la población proletaria y semiproletaria, sin excepción, es decir, para todos los trabajadores y todos los explotados, para emplear un término menos exacto desde el punto de vista de la economía, pero más po- pular. Señalaré, anticipándome, que nuestro partido (espero poder ocuparme en una de mis próximas cartas de su papel especial en el nuevo tipo de organizaciones proletarias) debe recomendar espe- cialmente a toda la masa campesina que organice soviets de trabaja- dores asalariados y soviets de pequeños agricultores que no venden su cereal, independientemente de los campesinos ricos. Sin esta condición será en general 22 imposible, tanto aplicar una auténtica política proletaria, como abordar con acierto la cuestión práctica en extremo importante, que es cuestión de vida o muerte para mi- llones de hombres: la justa distribución de los cereales , el aumento de su producción, etc. Surge la pregunta: ¿Cuál debe ser la función de los Soviets de Diputados Obreros? «Deben ser considerados como los órganos de la insurrección, como los órganos del poder revolucionario», decíamos en el número 47 del Sotsial-Demokrat de Ginebra, el 13 de octubre de 1915. Esta proposición teórica, deducida de la experiencia de la Comuna de París de 1871 y de la revolución rusa de 1905, debe ser explicada y desarrollada concretamente basándose en la experiencia práctica, precisamente de la etapa actual, de la actual revolución en Rusia. Necesitamos un gobierno revolucionario, necesitamos (du- rante un cierto período de transición) un Estado . Esto es lo que nos distingue de los anarquistas. La diferencia entre los marxistas revolu- 22 En el campo se desarrollará ahora la lucha por los pequeños campesinos y, en parte, por los campesinos medios. Los terratenientes, apoyándose en los campesinos ricos, tratarán de subordinar a aquéllos a la burguesía. Nosotros debemos llevarlos, apoyándonos en los obreros asalariados rurales y en los campesinos pobres, a la más estrecha unión con el proletariado urbano (Nota del autor).
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